Energías Renovables: Una transición que pierde garantías

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Hoy presentamos una reflexión que implica pensar el futuro inmediato de las Energías Renovables trastocado por la actual crisis sanitaria que vive el mundo. Una propuesta editorial para pensar en lo inmediato sin perder de vista el largo plazo.

Es un texto de Sebastián Guzmán Díaz, Ingeniero en Energías Renovables por el respectivo Instituto de la Universidad Nacional Autónoma de México y diplomado en Administración Estratégica y Desarrollo de Negocios de la Universidad Iberoamericana.

Sebastián Guzmán Díaz, Ingeniero en Energías Renovables

“Bajo el contexto actual es imposible no cuestionarse sobre el futuro y si este por fin nos ha alcanzado.

El impacto antropogénico a nuestro entorno en muchos sentidos se simplifica en un sólo aspecto: la resiliencia no basta. Hay que modificar la manera de coexistir con nuestro medio, no solo en la forma, sino en el fondo.

Aunque las iniciativas que se han emprendido en materia climática y medio ambiental son destacadas, estas aún no logran consolidar los alcances esperados, y las limitaciones principalmente gubernamentales a las que se han enfrentado han impedido que sus objetivos trasciendan sobre el plano político y económico en algunas naciones.

Iniciativas como el Acuerdo de París, cuyo compromiso de reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) marcó un parteaguas a nivel mundial y en donde México, estableció una meta en relación del 22 por ciento a 2030.[1] O los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU, en donde los puntos 3. Acción por el Clima; 7. Energía Asequible y No contaminante; y el 11.

Ciudades y Comunidades Sostenibles [2], definen una línea clara a seguir sobre la conformación de políticas públicas globales con un enfoque sustentable; sin embargo, estas sólo verán sus logros reflejados, si se da una continuidad en sus propuestas.

En este sentido, queda demostrado que considerar como en el siglo XX a los hidrocarburos la palanca única de desarrollo económico no es una buena idea.

En este último aspecto, radica el principio por el cual las políticas públicas funcionales, se distinguen de lo que parece ser tan sólo “buenas ideas”. Hay que realizar un análisis claro del entorno presente y su funcionalidad, pero siempre con una visión que permita sustentar dichas políticas en un contexto futuro.

Aunque para algunos aún queden dudas sobre su impacto positivo, es un hecho que las tecnologías renovables de energía son la piedra angular para la conformación de ese futuro.

En el caso de México, los sistemas fotovoltaicos han sabido encontrar en su vasta disponibilidad de recurso solar, las condiciones ideales para el desarrollo de proyectos de fuerte impacto socioeconómico.
De acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Energía Solar, A.C. (ASOLMEX), el país cuenta con una capacidad instalada total de 5,510 MW, con una inversión cercana a los $8,550 millones de dólares. En 67 centrales de Gran Escala ubicadas en 16 de los 32 estados, se concentran 4,692 MW; a lo cual se suman los proyectos de Generación Distribuida, que representan 818 MW repartidos en 112,660 contratos a distintos usuarios tanto residenciales, como del sector comercial e industrial.[3]

Estos números son el reflejo de un trabajo conjunto, que ha permitido la participación de la iniciativa privada, sociedad civil y entidades de todos los niveles de gobierno. Esta dinámica fundamental por alcanzar objetivos comunes ha sido alterada de un tiempo a la fecha.

Ante este hecho, es importante comprender que la trascendencia de las tecnologías renovables va más allá de sólo generar energía. La cadena de valor detrás de estas tecnologías trae consigo inversiones directas, desarrollo de capacidad técnica y operativa especializada, en donde, tan sólo la industria fotovoltaica genera alrededor de 64 mil empleos. [4]

Unos de los efectos colaterales que ha tenido la crisis económica agudizada por el COVID-19 en el ámbito energético ha sido la caída en los precios del petróleo, tema que ha causado amplio revuelo y que requiere asumirse como un compromiso real, por dos líneas: desarrollo económico focalizado y política energética de transición.

El primer aspecto debe considerar que, sin el apoyo de la iniciativa privada, los esfuerzos gubernamentales serán insuficientes, que lejos de ser una medida negativa traen consigo un aporte de inversión para la ejecución de proyectos.

Un ejemplo son los diversos modelos de contraprestación de Generación Distribuida, los cuales han permitido dar un empoderamiento al usuario, contando para su desarrollo con el capital y la iniciativa puntual de los particulares, los cuales asumen un rol relevante en la conformación del sector eléctrico y económico nacional.

Siendo así, la formulación de políticas que fomenten y proporcionen la certidumbre jurídica a la sociedad, se considera como un entendimiento de los cambios que se están produciendo en el sector energético mundial y busca atender sus necesidades con las soluciones tecnológicas pertinentes.

Una política energética de transición debe ser vista más que una tendencia global, como una necesidad inminente de cambio, ante el compromiso de avanzar hacia un modelo de desarrollo sustentable, que garanticen la integridad y capacidad de respuesta frente a situaciones futuras, que como ahora son contundentes y tendrán grandes repercusiones multisectoriales más allá de nuestras fronteras.

El presente nos da la oportunidad perfecta para cambiar, de no hacerlo, las consecuencias ya comenzamos a conocerlas. No considerar que las Energías Renovables corresponden al futuro del sector energético es comprometer el panorama de las actuales y futuras generaciones.

La manera de coexistir con nuestro entorno está cambiando y el respaldo a las Energías Renovables es un aspecto que debemos tomar en cuenta por el bien de todos”.

Referencias

e-mail: seguzd@gmail.com

[1] Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, INECC. (2018). Costos de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas de México. Medidas Sectoriales No Condicionadas. Informe final. Mayo. Consultado en: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/330857/Costos_de_las_contribuciones_nacionalmente_determinadas_de_M_xico__dobles_p_ginas_.pdf

[2] Organización de las Naciones Unidas, ONU. (2015). Resolución 70/1. Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Asamblea General de la ONU. Consultado en: https://unctad.org/meetings/es/SessionalDocuments/ares70d1_es.pdf

[3] y [4] Asociación Mexicana de Energía Solar, A.C. (ASOLMEX). (2020). Pulso Solar- Marzo. Consultado en: https://www.asolmex.org/gaceta/2020/marzo2020.html

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