Transición Energética para no rebasar el límite de 1.5° centígrados en la temperatura de nuestra casa común: nuestro planeta

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Iniciamos la semana con una reflexión que nos ofrece Plataforma México, Clima y Energía, un grupo de expertos con propuestas colectivas en temas de energía y su impacto en el medio ambiente.

El eje toral de su análisis que nos proponen lo construye entorno a un rompecabezas formado entre el impulso a las Energías Renovables, centrales eléctricas con tecnología convencional (fósiles), Cambio Climático y las perspectivas que podrían concretarse en esta combinación de acuerdo con la prioridad que se les dé a todos estos elementos en la ecuación que es diseñada primordialmente por el gobierno federal.

La construcción de una política pública de Estado en el tema energía. Aquí la propuesta de Plataforma México, Clima y Energía.

La generación de electricidad con combustibles fósiles como carbón, combustóleo o incluso gas natural es una importante fuente de emisión de contaminantes vía partículas finas, óxidos de nitrógeno, mercurio y bióxido de azufre, entre otros.

Estos contaminantes se transportan a grandes distancias con potencial de afectar ecosistemas y poblaciones ubicadas a cientos de kilómetros de distancia de los sitios donde se generan.

La adición de energías limpias al Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional, PRODESEN, (2018-203), permitiría mitigar aproximadamente 54 millones de toneladas CO2eq al 2030, de acuerdo con indagaciones de la Comisión de Estudios del Sector Privado para el Desarrollo Sustentable (CESPEDES), realizados en 2018.

México siempre ha tenido un papel activo en la política climática internacional y una posición proactiva en las negociaciones de Cambio Climático.

Fue el primer país en desarrollo en presentar sus contribuciones previstas y determinadas a Nivel Nacional ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climática (CMNUCC).

En 2017 firmó la Declaración sobre Precio al Carbono en las Américas, junto con los gobiernos de Colombia, Costa Rica, Chile y los gobiernos locales de California, Washington, Alberta, Columbia Británica, Nueva Escocia, Ontario y Quebec en Norteamérica.

Nuestro país incorporó los objetivos del Acuerdo de París a su marco legal, estipulando como obligatorio la elaboración de una Hoja de Ruta a largo plazo con objetivos de mitigación en cada sector.

La actual administración federal tiene la tarea de implementar las acciones requeridas para cumplir con los compromisos de México establecidos en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés), ya que será objeto de un cuidadoso escrutinio por parte de la comunidad internacional.

En los últimos cinco años en México, se ha desarrollado un número creciente de proyectos de energía eólica y solar, cuyos costos pasaron rápidamente de ser competitivos a marcadamente favorables, alcanzando niveles que han establecido récords a nivel mundial, respecto a los costos que tiene la generación de electricidad con combustibles fósiles, incluyendo el gas natural extraído con tecnología fracking de gran auge al sur de Estados Unidos.

El gobierno federal tiene la enorme oportunidad de llevar esta tendencia a una escala mucho mayor que coloque a México en un justo liderazgo mundial por bajar de esta manera sus emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI); pero sobre todo, por mostrar al mundo que las Energías Renovables son un instrumento de bienestar y justicia social.

Según un estudio realizado por CESPEDES en 2018, se espera que el impacto de las energías limpias en el PIB sea de 29 miles de millones de dólares. En el 2017, la inversión en energías limpias fue de 6.2 miles de millones de dólares.

La Generación Solar Distribuida (GSD) beneficiaría principalmente a los usuarios finales, sobre todo a aquellos en zonas remotas sin acceso a las redes de distribución. El PRODESEN 2018-2032, considera una instalación de 6 GW de GSD, que beneficiaría a cuatro millones de casas, o 600 mil negocios.

Desafíos en materia de Cambio Climático

Proyectos de Energías Renovables en México enfrenta importantes desafíos. Es necesario fortalecer la gobernanza en los tres órdenes de gobierno para garantizar que se maximicen los beneficios a las comunidades locales, a través de ejercer su plena libertad de decisión, de participación con base en una completa información. Sólo de esta manera se podrán llevar a cabo los proyectos necesarios para lograr los objetivos nacionales en materia de generación vía Energías Renovables y de mitigación de GEI.

Sin beneficios sociales y equidad no puede haber Transición Energética real.

Las políticas sectoriales de México no son consistentes con el Acuerdo de París, debido a la dependencia de combustibles fósiles en energía e industria en general (petróleo y gas).

Las proyecciones de generación de energía actuales incluyen construir entre 2018 y 2020, 590 MW de capacidad provenientes de centrales carboeléctricas, llevando el porcentaje de generación de esta fuente de combustible del uno por ciento previamente establecido a un ocho por ciento, cuando el Panel o Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático, (IPCC) recomienda que México no construya nuevas carboeléctricas si quiere cumplir con sus metas de descarbonización para mantener el aumento de temperatura global en 1.5 °C (Climate Action Tracker, 2018).

A pesar de que los proyectos de Energías Renovables se han multiplicado, consideramos indispensable detallar las bases y términos de participación justa de las comunidades locales para maximizar sus beneficios. Es necesario revisar los mecanismos de participación social y los esquemas de transferencia de beneficios sociales, a fin de garantizar la participación de los diversos actores involucrados directa o indirectamente en el problema identificado o atendido.

También hay que reconocer que falta complementar el marco legal y regulatorio para ofrecer garantías y certidumbre para aquellos inversionistas que con buena fe y estricto respeto a la ley y comunidades locales deseen participar en este tipo de proyectos, pues de la inversión en energía eólica realizada en el país durante el periodo de 2011 a 2017, el 45 por ciento proviene directamente de los desarrolladores de los parques de acuerdo con cifras de Bloomberg NEF 2019.

Existe el riesgo de continuar con un comportamiento inercial del pasado, en el cual se continúen impulsando proyectos de generación con base en combustibles fósiles para satisfacer la demanda de electricidad de nuestro país.

Las emisiones de GEI de México se han incrementado constantemente desde 1990, siendo el sector eléctrico el que ha registrado mayor crecimiento con más del 40 por ciento (Climate Action Tracker, 2018).

Si esta tendencia continúa, se perderán grandes oportunidades de mejorar las condiciones de vida de las poblaciones rurales, se continuará contaminando el ambiente y agotando los mantos freáticos y se incurrirán en costos mucho mayores para generar electricidad comparados con las Energías Renovables.

Adicionalmente, se seguirán emitiendo volúmenes de GEI mucho mayores a los que corresponden al cumplimiento de las metas de mitigación comprometidas en el Acuerdo de París.

Aún si la inversión en energía limpia continúa al mismo ritmo que lo había hecho desde el 2016 (a través de mecanismos como las subastas), la generación de energía solar y eólica alcanzaría un 33 por ciento en el mix energético en 2030, lo cual sigue siendo insuficiente para alcanzar las metas establecidas en la Ley de Transición Energética (Climate Action Tracker, 2018) por lo que se necesita, además, invertir en cogeneración eficiente.

La acción climática en México es insuficiente, ya que no es consistente con el objetivo de mantener el calentamiento por debajo de 2° C, ni mucho menos de 1.5° C establecidos en el Acuerdo de París; con el actual ritmo en el incremento en el nivel de temperatura mundial, éste podría sobrepasar hasta los 3° C.

Es necesario que la Transición Energética no se limite a consideraciones económicas y tecnológicas. Se deben incluir esquemas de planeación y gobernanza más amplias, democráticas y orientadas a la sociedad. Los vehículos eléctricos aún no son incluidos en el PRODESEN, con lo cual se pierde una oportunidad de reducción de emisiones.

Los instrumentos de planeación del sector eléctrico (PRODESEN) plantean duplicar la capacidad de energía renovable; sin embargo, también proyecta añadir nuevas centrales suministradas por carbón en 2020 y más de 40 plantas de energía de gas natural hasta 2032. Si este último componente de gas se lleva a cabo, México incumpliría sus metas de mitigación y estaría en un escenario de construcción de infraestructura más cara y que en el mediano plazo quedaría como activos varados.

Hasta el momento no se han definido estrategias ni mecanismos que garanticen una Transición Energética puntual y justa.

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