El sector energético en el Tercer Informe de gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador

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El tercer informe de labores que del Jefe del Poder Ejecutivo Federal informó esta mañana en relación con el tema energético.

“Una medida decisiva fue parar en seco la tendencia privatizadora. Se dejó de entregar concesiones a particulares en minas, agua, hospitales, puertos vías férreas, playas, reclusorios y obras públicas; pero, lo más importante, hemos detenido las privatizaciones en el sector energético, en petróleo y electricidad.

Esta nueva política energética busca producir en México las gasolinas que el país consume y dejar de importarlas. Con este fin, se continúan destinando recursos para la modernización de las seis refinerías existentes.

En tres años, la inversión pública destinada a las refinerías ha sido de 33 mil 581 millones de pesos.

Cuando llegamos al gobierno, estas refinerías estaban en el abandono y la administración anterior había comenzado a vender plantas, como las de hidrógeno, al interior de sus instalaciones.

Al inicio de nuestra administración, las refinerías transformaban 511 mil barriles por día y ahora procesan 706 mil barriles diarios, es decir, 38 por ciento más.

El reinicio de la construcción de la coquizadora de Tula, Hidalgo, es una buena noticia, porque se ampliará la producción de esa refinería en 70 mil barriles diarios de combustibles.

En julio del año próximo se terminará también la nueva refinería de Dos Bocas, Paraíso, Tabasco, con capacidad para procesar 340 mil barriles diarios. Cabe recordar que, desde hace 42 años significativamente, desde el inicio del periodo neoliberal, no se había construido una nueva refinería en nuestro país. La última fue la de Salina Cruz, Oaxaca, que empezó a operar en 1979.

Durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, en 1993, en vez de hacer aquí una nueva refinería, se optó porque Pemex se asociara con Shell para compartir la refinería Deer Park, de Houston, Texas.

Este año se hizo la oferta para comprar la parte de la petrolera extranjera y se cerró la operación con un costo de 596 millones de dólares. Ahora la refinería será propiedad total de Pemex y su producción de gasolinas y diésel y otros combustibles, 150 mil barriles diarios, se destinarán al abasto del mercado interno de nuestro país.

Esta nueva política significa no extraer más petróleo que el indispensable para cubrir la demanda de combustibles del mercado interno. Con esta producción moderada, cumpliremos el compromiso de reponer, como norma, el 100 por ciento de las reservas probadas y ayudaremos así a reducir el uso excesivo de combustibles fósiles. En suma, seguiremos actuando de manera responsable y no se afectará la herencia de las nuevas generaciones.

En cuanto a la industria eléctrica, vamos a impulsar, este mes voy a enviar al Congreso una iniciativa de reforma constitucional que permitirá reparar el grave daño que causó la privatización al sector privado y a la economía popular, pues mientras el mercado de esta industria se abrió para dar preferencia a empresas particulares, nacionales y sobre todo extranjeras con la entrega de subsidios, entre otras prebendas, las plantas de la Comisión Federal de Electricidad fueron completamente abandonadas.

Ahora estamos modernizando las plantas hidroeléctricas para reducir el uso de combustóleo y carbón en la producción de electricidad. La energía que se produce con agua es limpia y barata, de ahí que hayamos decidido cambiar turbinas antiguas por equipos modernos, lo cual nos permitirá aprovechar la infraestructura existente y el agua de los embalses para producir más electricidad sin construir nuevas presas, sin causar afectaciones y reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

En pocas palabras, la meta es que tengamos abasto público suficiente de energía eléctrica, que no haya apagones y evitar en los hechos que los consumidores domésticos paguen la luz con tarifas más elevadas que las corporaciones empresariales y las grandes cadenas comerciales.

Con presupuesto federal, sin las onerosas asociaciones público-privadas, las llamadas APP, o el otro invento contra la hacienda pública llamado Pidiregas, estamos construyendo carreteras, presas, hospitales, universidades, escuelas, acueductos, sistemas de drenaje, plantas de tratamiento de aguas residuales, puentes refinerías, vías férreas, centrales eléctricas, aeropuertos, cuarteles, bibliotecas, parques, mercados, estadios, unidades deportivas y otras obras, repito, sin asociaciones público-privadas, sin Pidiregas y sin deuda, con presupuesto público.

Destacan la construcción del aeropuerto ‘Felipe Ángeles’ y el Programa Integral del Istmo de Tehuantepec, para articular puertos, trenes y crear una vía rápida de comunicación entre países de Asia y la costa este de Estados Unidos. Asimismo, el Tren Maya llevará bienestar a la región de mayor riqueza arqueológica, cultural y turística del país, y una de las más importantes del mundo.

Tan sólo en la ejecución de estos tres grandes proyectos se están generando 143 mil 137 empleos directos y 277 mil 49 indirectos.

Por otra parte, está en marcha la integración económica y comercial con Estados Unidos y Canadá.

El acuerdo de cooperación con soberanía entre nuestros países significa producción, empleos, mejores salarios y crecimiento en el norte del continente americano.
Como complemento al tratado, para intensificar la actividad productiva y comercial en la franja fronteriza del norte, desde el comienzo del gobierno se puso en práctica una estrategia de estímulos fiscales, que consiste en reducir a la mitad el cobro del IVA y del Impuesto Sobre la Renta, homologar el precio de las gasolinas y el diésel con el de los estados fronterizos del país vecino y aumentar al doble el salario mínimo.”

El informe completo en esta liga.

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