Techos Solares Comunitarios: La democratización en la generación de la energía eléctrica llega a su fin. DANIEL CHACÓN

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Recientemente se anunció que la Comisión Reguladora de Energía había retirado del Diario Oficial una iniciativa que regulaba una modalidad especial de techos solares denominada “comunidad solar”. En general, a los techos solares y otras instalaciones que tienen una capacidad que no rebase medio megawatt de capacidad se le conoce como generación distribuida. A quienes se encuentran en esta modalidad se les conoce como generadores exentos porque no tienen que tramitar un permiso de generación que requiere un trabajo técnico y de gestión muy acucioso.

La generación distribuida es una modalidad “natural” en la economía de los conglomerados humanos. Tan natural como los teléfonos celulares, la televisión (que es un cine en casa), la fotografía digital (que eliminó la necesidad de ir a un centro de revelado), las computadoras personales, y otros muchos adelantos modernos. Podemos decir que todas estas modalidades que llevan a un empoderamiento del individuo han tenido un despliegue imparable. Por supuesto que ha habido múltiples fuerzas que se han opuesto, pero al final los obstáculos han caído y ahora están aquí con nosotros haciéndonos la vida más cómoda.

La generación distribuida se está haciendo popular en nuestro país en aquellos sectores en que la electricidad entregada por las redes de distribución resulta ser más costosa que la producida por las energías renovables in situ. Prácticamente cualquier usuario residencial que se encuentre en el rango de “alto consumo” tendrá una energía eléctrica más barata si pone paneles solares en el techo de su vivienda. También los millones de PyMEs que hay en nuestro país tendrían menores costos de operación si pusieran paneles solares en sus establecimientos. La conveniencia económica ya existe, lo que falta son los instrumentos financieros para hacerla realidad. Aquí es donde el conservadurismo proverbial de los banqueros limita el despliegue de los techos solares. Como dijera el ranchero, con estos bancos ni a la esquina.

Ahora bien, qué pasa con el resto de la población que no tiene alto consumo ni es PyME?. Bueno, aquí tenemos un universo paralelo. En realidad, la electricidad resulta igual de cara que en los dos casos anteriores, sólo que aquí, nosotros pagamos menos de la mitad del costo de luz en el recibo, mientras que el resto se cubre con un subsidio, que también pagamos nosotros con nuestros impuestos mediante la famosa “aportación gubernamental” leyenda que aparece en todos los recibos de luz domésticos.

Resumiendo, prácticamente todos los techos en México deberían tener paneles solares, porque se ahorra en costos de electricidad, y se evita la emisión de gases de efecto invernadero por parte de las plantas de generación de electricidad fósil, que son la mayoría. Y se evita también el dispendio del subsidio eléctrico que tendría mejores usos en un país tan carente como el nuestro.

En los países más progresistas, la generación distribuida ya lleva un avance considerable. Y tiene modalidades que la van haciendo cada vez más pertinente en este proceso de empoderamiento individual. Una de las últimas novedades es la generación comunitaria solar. La existencia de esta novedad obedece a un hecho de la vida real: no todos tenemos un techo físico sobre nuestras cabezas porque muchos vivimos en residencias multifamiliares. Y si llegamos a tener dicho techo, es muy posible que no sea nuestro porque pagamos renta. Y peor aún, podemos tener techo propio pero nuestro vecino es un edificio alto que no deja pasar el sol a nuestra vivienda o tenemos una gran arboleda con el mismo efecto. Ante situaciones como éstas, esos países progresistas encontraron una solución: generación solar comunitaria.

La generación solar comunitaria tiene como propósito darle la oportunidad a los usuarios que se encuentran en las situaciones descritas arriba: multifamiliares, arrendatarios o casas sombreadas. El concepto es que estos usuarios puedan poseer una parcela en una granja solar que una empresa u organización ponga en un sitio para alojar un número de usuarios que se encuentren en las mismas condiciones. El socio puede acreditar en el recibo de luz de la casa o apartamento donde reside, la generación de electricidad de su parcela localizada en algún lugar de la zona.

En Estados Unidos, en la frontera con México, la empresa El Paso Electric tiene esta modalidad (https://www.epelectric.com/communitysolar/). También en Arizona (https://www.uesaz.com/community-solar/), New York (https://www.uesaz.com/community-solar/), y otros estados de la Unión Americana se tiene este modelo de negocio. De esta manera, todos los ciudadanos tienen la misma oportunidad en una verdadera democracia energética.

La propuesta que se retiró antes de su publicación en el diario oficial tenía un alcance muy modesto. Sólo permitía la venta de electricidad entre vecinos que estuvieran conectados al mismo centro de carga. No ayudaba a resolver los problemas que mencionamos arriba quedándose con un alcance de miras muy corto, pero pudo ser un paso en la dirección correcta.

En pocas ocasiones se han dado pasos firmes y decididos para apoya la generación distribuida. Siempre ha existido una gran oposición de la industria paraestatal (¿o todavía será industria productiva del estado?) para permitir el empoderamiento de los vecinos, menos ahora que se quiere producir la electricidad de manera monopólica, centralizada y con combustibles fósiles. No extraña entonces que este intento modesto de impulsar la generación distribuida quede fatalmente truncado.
Los mexicanos tendremos que esperar otros tiempos y filosofías para emparejarnos con el progreso y aspirar a tener modelos avanzados de democratización de la energía. Esa espera no será eterna porque las ruedas del progreso no paran jamás.

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