La Reticencia

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Hoy presentamos la colaboración editorial de Fluvio Ruíz Alarcón, una de las personas quien en México conoce a pie juntillas el mundo de la energía en nuestro país y su estructura institucional y operativa con un marcado énfasis en el sector de los hidrocarburos.

Durante la charla editorial que sostuvimos el pasado mes de febrero, la cual dimos a conocer en tres entregas, él se manifestó a favor de las Energías Renovables, bajo un óptica que hizo explícita en aquel momento. En  aquellas conversaciones nos compartió puntos de vista muy importantes; por ejemplo, nos habló sobre la importancia de repensar las “Subastas de Largo Plazo que beneficien a Comisión Federal de Electricidad bajo una lógica diferente”, así como también nos explicaba el porqué, según su visión, las “Rondas Petroleras eran casi improbables que regresaran”.

Hoy, Fluvio, en su papel que nunca ha dejado como investigador y observador de la realidad nacional ha abierto su panorama y análisis energético más allá del mundo del “chapopote y sus refinados”, como otros mexicanos especializados en estos asuntos y de quien también hemos dado cuenta.

Las opiniones de quien fuera asesor de Petróleos Mexicanos abarcan el mundo global de la energía, un mundo en plena Transición Energética y que, en los tiempos de esta gran crisis de salubridad y economía mundial, el ritmo de la transición se ha acelerado más allá de lo pensado hasta hace tan sólo algunos meses.

En su primera colaboración para Pv magazine México, Fluvio Ruiz nos invita a la reflexión sobre un tema que como nunca flota en el ambiente de la energía en nuestro país: La Reticencia”.

Aquí el texto de Fluvio Ruiz Alarcón.

Fluvio Ruiz Alarcón

“El pasado 22 de julio, reunido con los principales funcionarios del sector energético, el Presidente de la República hizo explícitos diecisiete objetivos de política energética y preguntó si estos eran realizables con el marco jurídico vigente. Exactamente dos meses después, en una reunión similar, se anunció que cualquier reforma al marco jurídico del sector, se hará después de las elecciones federales de 2021.

Esta decisión del Ejecutivo Federal llama la atención porque, tanto el objetivo general implícito en las diecisiete medidas (devolver al Estado su papel central en la gestión energética a través de sus empresas productivas); como de la revisión de cada uno de los diecisiete puntos, parecía evidente la necesidad de analizar, evaluar y modificar la arquitectura institucional, el marco jurídico y la dinámica sectorial, derivados de la reforma energética.

Tomemos como botón de muestra, el segundo de los diecisiete puntos que trascendieron como parte de un supuesto «memorándum» presidencial. Este punto establece como meta «alcanzar la autosuficiencia energética en bien de nuestra soberanía nacional».

Tan solo un objetivo así de ambicioso requeriría reformar profundamente la reforma energética. Si por autosuficiencia energética, se entiende la producción interna de todos los requerimientos energéticos del país, este punto por sí mismo, es todo un programa de largo plazo. Y como tal requiere una profunda revisión del modelo de desarrollo económico y del papel del sector energético en ese modelo, en el contexto de la Transición Energética. A partir de ahí, sería fundamental repensar el diseño institucional del sector, la importancia y formas de participación en él de las empresas del Estado, la mejor organización de estas para enfrentar el reto, el lugar de la inversión privada y las políticas industrial, ambiental, económica, fiscal y de desarrollo territorial; que dieran coherencia de conjunto a este vasto objetivo.

Incluso si solo se aborda desde una perspectiva productivista o volumétrica, alcanzar la autosuficiencia en la producción de gas, refinados y petroquímicos, requiere de medidas regulatorias y fiscales de gran calado. Un elemento indispensable, sería dotar a Pemex de la flexibilidad operativa necesaria para actuar dentro y fuera del país. ¿Cómo imaginar la autosuficiencia en gas natural, partiendo de una dependencia del 90 por ciento sin una estrategia nacional que provoque grandes cambios en el sector? ¿Cómo darle viabilidad y sustentabilidad al incremento de la capacidad de producción y al mejoramiento de la calidad de los productos del Sistema Nacional de Refinación, sin un debate serio sobre la fiscalidad social y ambientalmente óptima del consumo de combustibles?

Un objetivo como este, requiere del papel activo del Estado, lo que va a contracorriente del lugar que le confiere en general, la reforma energética. Esta se sustentó en mecanismos de mercado, sin consideraciones geopolíticas y de seguridad nacional o energética. Por ejemplo, en los eventuales yacimientos transfronterizos, solo se considera como obligatoria, una participación minoritaria de Pemex que no le garantiza ser el operador. Asimismo, la legislación establece que la comercialización del crudo que corresponda al Estado en los contratos de producción es objeto de una licitación, en vez de entregarle directamente esa responsabilidad a PMI.

¿Por qué un gobierno que le da tanta prioridad al sector energético no da el necesario paso para armonizar política y legislación energética?

¿Por qué la reticencia?»

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