Sobre la subvención de la Comisión Federal de Electricidad a las centrales eólicas y solares en México

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Sobre este gran tema generado tras la Reforma Energética en el seno de las Energías Renovables y su vinculación con la CFE, hoy damos cuenta de la opinión de Nicolás Melissas, Director del despacho Athena Consultores, una consultoría especializada en teoría económica, econometría y en los tiempos recientes ha participado en el desarrollo de un software que calcula el perfil financiero de inversiones en energía eólica y fotovoltaica. Sobre el proceso de las tres Subastas de Largo Plazo efectuadas en México, Athena Consultores ha generado una gran experiencia y conocimiento al detalle desde el punto de vista econométrico.

Nicolás Melissas, Director del despacho Athena Consultores

El pasado 22 de febrero en una conferencia de prensa, el Lic. Manuel Bartlett, director general de CFE, argumentó que CFE indirectamente subvenciona a las centrales eólicas y solares —a menudo construidas por empresas extranjeras. En mi opinión, su mejor argumento se basó sobre el hecho que las centrales de CFE compensan la intermitencia de las centrales eólicas y solares sin recibir pago alguno por este servicio.

Para entender mejor el razonamiento del Lic. Bartlett, es útil saber lo siguiente: en los Estados Unidos, y también en el Reino Unido, se otorga un pago a ciertas centrales eléctricas —típicamente de ciclo combinado— únicamente por “existir”. Típicamente estas centrales se caracterizan por costos variables elevados y únicamente producen electricidad cuando hay un pico en la demanda. Por lo tanto, estas centrales tienen dos fuentes de ingresos: uno cada vez que venden electricidad y otro solamente por tener cierta capacidad productiva independientemente de si se produce electricidad o no. Hay cierta lógica detrás de ese ingreso adicional: si estas centrales únicamente pudieran vender potencia —a precios de mayoreo regulados— cuando la demanda es elevada, éstas harían pérdidas, saldrían del mercado, y aumentaría el número de apagones. Para evitar este tipo de escenarios, se inventó esa fuente adicional de ingresos en los EU y en el Reino Unido.

En la práctica, el ingreso adicional se determina a través de una subasta conocida bajo el nombre de subasta de capacidad (Capacity Auction). En estas subastas varias centrales de ciclo combinado ofrecen posturas —montos por MW por día— que ellas piden para mantener sus centrales en operación. Las centrales con posturas
suficientemente bajas son declaradas ganadoras y reciben un pago uniforme. Las centrales con posturas demasiada elevadas no reciben nada.

CFE tiene varias plantas que únicamente producen electricidad cuando la demanda es alta y estas centrales —que evitan apagones y proveen cierta estabilidad al mercado eléctrico mexicano— no reciben ninguna fuente adicional de ingreso por ese servicio. Ese rol estabilizador se vuelve aún más importante cuando la oferta depende en mayor medida de fuentes intermitentes como la energía solar o la energía eólica. Como es bien sabido, estas tecnologías tienen la desventaja de producir electricidad no cuando la demanda es alta pero más bien cuando el sol brilla o cuando el viento sopla. Es precisamente por ese motivo que el Lic. Bartlett opina que son las centrales eólicas y solares que deberían de pagar algo a CFE por el servicio estabilizador que ella provee.

Tengo tres observaciones sobre ese argumento:

1. Es difícil cuantificar el monto que CFE debería de recibir por proveer ese servicio estabilizador. Uno pensaría que los precios pagados en las subastas de capacidad en los Estados Unidos podrían servir para aproximar ese monto. Estos precios, sin embargo, son demasiado volátiles para ser útiles. En una zona en Illinois en 2015, por ejemplo, se pagó hasta 150 dólares por MW por día como ingreso adicional. En esa misma zona, sin embargo, en 2017 la capacidad se cotizó en tan solo 1.5 dólares por MW por día…

2. Varias centrales eólicas y solares ganaron el derecho a operar en México después de haber sometido posturas ganadoras en alguna subasta eléctricas de largo plazo. Estas subastas se caracterizaron por una competencia tremenda y, en consecuencia, precios muy bajos. De hecho, todo el mundo habla de los precios bajos que se obtuvieron en las subastas eléctricas de largo plazo en México. El precio promedio de la postura ganadora en la última subasta de largo plazo, por ejemplo, es igual a 19.06 USD por (MWh + 1 CEL) –un precio muy por debajo de los costos de las centrales de CFE. Si estas empresas debieran de pagar algo a CFE por su servicio estabilizador, las posturas en las subastas nunca serían tan bajas. En otras palabras, implícitamente estas empresas ya pagan algo —a través de sus posturas bajas— por la subvención implícita que ellas reciben de CFE.

3. Siento que el argumento del Lic. Bartlett es muy válido pero que él se equivoca de blanco: los que deberían de pagar algo a CFE no son las empresas ganadoras en las subastas de largo plazo sino los usuarios finales –tanto los hogares como los usuarios industriales. Por lo tanto, la CRE —en su cálculo de las tarifas de suministro básico— debería otorgar alguna compensación a CFE por el rol estabilizador que ésta provee. (De momento, esa compensación no es explícitamente presente en su modelo de costos.)

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