En 2050, el Sistema Eléctrico Nacional de México debe estar basado en energías renovables, ya que son una alternativa accesible, ambiental y de bienestar real. El país tiene un alto potencial solar, existen las condiciones económicas y técnicas para abastecer la matriz energética con dichas fuentes.
No obstante, se requiere un conjunto de políticas e instrumentos que garanticen la sinergia entre la política energética y climática, coincidieron diferentes investigadores y especialistas al participar en un foro de discusión impulsado por Plataforma México, Clima y Energía (PMCE), en conjunto con 16 organizaciones no gubernamentales y centros de investigación.
Antonio del Río Portilla, director del Instituto de Energía Renovable de la Universidad Nacional Autónoma de México (IER-UNAM), subrayó la importancia de empoderar a los ciudadanos y democratizar el acceso a la energía.
Precisó que la ciudadanía debe recibir la información adecuada, por ejemplo, que “en gran parte del territorio mexicano es suficiente un arreglo fotovoltaico de 16 m2 para abastecer en su totalidad la electricidad a una casa de consumo promedio; mientras que un consultorio dental -o negocio similar- requiere de 32 m2 de paneles”.
Y en este sentido destacó que “tenemos que pensar en distribución más que en la centralización de grandes plantas. Una persona debe tener derecho al sol, al viento, pero se requieren reglas claras que garanticen el bienestar de la población y cuiden el medio ambiente. Las renovables son viables y presentan costos ambientales menores a comparación de los combustibles fósiles”.
Rigoberto García-Ochoa, investigador en El Colegio de la Frontera Norte, compartió algunas cifras para enfatizar la importancia del aspecto social del sector energético: 15 por ciento de las viviendas no tienen un foco en los cuartos principales, mientras que el 32 por ciento no cuentan con un refrigerador.
El también profesor mencionó que el impacto en el consumo energético para erradicar la pobreza energética en México sería de cuatro mil 800 GigaWatt-hora (GW/h), equivalente al 14 por ciento del consumo actual de todo el sector residencial (dato con base en consumos promedios).
Grandes ahorros
Daniel Chacón Anaya, vocero de la Plataforma México, Clima y Energía (PMCE), destacó que una matriz eléctrica basada en renovables podría representar ahorros de 365 mil millones de pesos en 15 años, además de otros beneficios adicionales como la no producción de activos varados, la disminución de los requerimientos de gas nacional o importado y una mayor soberanía energética al eliminar la dependencia de los hidrocarburos.
De igual manera, sostuvo que es más barato producir electricidad con fuentes de energía renovable, ya que, por ejemplo, en 2017 el precio del gas natural osciló entre los 40 y 70 dólares por MegaWatt-hora (MW/h), mientras que el costo promedio de la solar fue de 20 dólares por MW/h.
Por lo tanto, consideró que mantener la expectativa en los combustibles fósiles no es viable, pues el precio de las renovables es más bajo que el gas natural, combustible con el que operan las plantas de ciclo combinado. “Para recuperar la inversión de una planta tienen que pasar 30 años. Sí estuviéramos en un mercado donde lo importante es el costo de la energía, la termoeléctrica no entraría en el mercado”.
Por último, explicó que, de acuerdo con los actuales escenarios del crecimiento de México y de seguir con la tendencia establecida en el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN) 2018-2032, el país no cumplirá los objetivos climáticos para 2030, pues se señala que para ese año el 61 por ciento de la generación eléctrica será a través de fuentes convencionales, mientras que la Generación Distribuida (GD) representará sólo cuatro por ciento; 22 por ciento será solar y 18 por ciento eólica.
En ese tenor, recordó que México en 2018 no cubrió la meta de generar 25 por ciento de la energía eléctrica con fuentes limpias, por tanto, no existe certeza de cómo se lograrán las metas posteriores del 30 por ciento para 2021, y 35 por ciento para 2024, de acuerdo con lo suscrito en la Ley de Transición Energética, y con ello cumplir con el Acuerdo de París.
Guillermo Chávez, Gerente de PwC, informó que, en 2018, el país no logró cumplir con las metas de mitigación, según las proyecciones del PRODESEN, lo cual debería sensibilizar al nuevo gobierno sobre la necesidad de la transición energética para efectuarlas.
Cecilia Aguillón, investigadora del Instituto de las Américas en California, Estados Unidos, mencionó que en California la transición energética se posicionó como una oportunidad para los inversionistas, pues “hablar de cambio climático es sinónimo de oportunidad en términos económicos, debido a la creación de empleo y otros beneficios sociales”.
Philipp Hauser, asociado Senior en Agora Energiewende, afirmó que México tiene un alto potencial de energía renovable; sin embargo, es necesario un marco regulatorio robusto y garantizar la aceptación entre los distintos sectores sociales para impulsarlas como sucede en Alemania, en donde la transición energética ha motivado el crecimiento económico y reducido considerablemente las emisiones de contaminantes.
Finalmente, los especialistas coincidieron que las energías renovables son un instrumento de bienestar social que garantiza beneficios económicos y contribuye a la reducción de contaminantes que afectan a la salud y que provocan el cambio climático.
Del mismo modo, concluyeron que a nivel internacional está demostrada la viabilidad de una matriz energética basada en energías renovables, como es el caso de Reino Unido, en donde en los últimos 20 años se ha reducido la producción de carbón y se incrementó la producción de energía con fuentes renovables que actualmente representan más del 50 por ciento de la electricidad.
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George, sería interesante saber tú opinión al respecto. Gracias
Muchas gracias, Luis. La Generación Distribuida, aquella generación de energía eléctrica que se realiza justo donde se requiere es el mecanismo más oportuno, fácil y económico para llevar la energía a los lugres más remotos del país; ahí donde no existe infraestructura eléctrica de la CFE. Esta situación es justo lo que convierte a la electricidad en un bien económico intangible que posibilita el desarrollo de todo el país: democratiza el uso de la energía entre todos los mexicanos. La tecnología más adecuada para este esquema es la fotovoltaica y le sigue la eólica y las mini hidráulicas. Si esto puede hacer la generación distribuida en los lugares más apartados de la geografía nacional, imagínate lo que puede hacer en los centros urbanos del país. Hoy publicamos un texto sobre lo que la energía solar esta haciendo en CDMX, Jalisco y Nuevo León. Gracias por tus constantes comentarios a nuestro trabajo, eso nos motiva y mucho. De verdad.