“La Reforma Energética del 2013, impulsó a las Energías Renovables, pero no preparó a la red para asimilarlas. Entre julio de 2015 y abril de 2020, el Cenace recibió 3,056 solicitudes de interconexión para casi 413 mil MW, casi cinco veces más que la capacidad instalada”

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Hoy presentamos la segunda entrega de las opiniones que nos expone Víctor Rodríguez Padilla en el contexto que vive la Industria Eléctrica Nacional.

Víctor Rodríguez Padilla. Investigador UNAM. Foto: Facultad de Ingeniería

Foto: Facultad de Ingeniería, UNAM

Temas muy puntuales son los que nos ofrece uno de los estudiosos del sector eléctrico mexicano que, entre muchas de sus distinciones académicas y personales, es que el Dr. Rodríguez Padilla mantiene una “sana” distancia de las redes sociales donde proliferan opiniones diversas, profundas y “sesudas” sobre el sector energético nacional en menos de 280 caracteres.

Esta es la segunda entrega de las opiniones de Víctor.

El debate energético está abierto

¿Dónde nos quedamos?

Pv Magazine: Iniciemos sobre el tema de las plantas de generación de Energías Renovables, desde un punto de vista tecnológico y en el contexto económico y político de nuestro país.

Víctor Rodríguez: “En las circunstancias actuales y previsibles desde hace un buen tiempo, el problema técnico se focaliza en las centrales que aprovechan la energía eólica y solar para generar electricidad, las cuales ofrecen importantes ventajas al igual que inconvenientes.

Por un lado, abundan en nuestro territorio nacional, son tecnológicamente maduras, sus costos variables compiten favorablemente contra cualquier otra tecnología y producen menores cantidades de Gases de Efecto Invernadero, atributo que las hace imprescindibles en la lucha contra el Cambio Climático.

Esas ventajas explican su incorporación decisiva en los sistemas eléctricos en el mundo.

Por otro lado, la interconexión de las centrales con tecnologías renovables complica la operación de las redes eléctricas de potencia, debido a la elevada variabilidad, baja disponibilidad y falta de inercia eléctrica, fenómenos que deben ser compensados por centrales convencionales que funcionan con energía nuclear, combustibles fósiles o hidroelectricidad. Es la misma problemática que están teniendo en numerosos sistemas eléctricos alrededor del planeta para la cual hay soluciones técnicas, pero costosas.”

Pv Magazine: ¿Podrías abundar sobre lo que representa la generación de estas tecnologías y la relación que tienen con las redes eléctricas?

Víctor Rodríguez: “En México la incorporación de centrales de generación variable es complicada porque la red de transmisión ha sido desatendida y no es robusta. Hasta ahora ha logrado soportar nueve mil 632 MW eólicos y fotovoltaicos en operación comercial, la mayor parte fueron incorporados en 2019.

En el futuro esa situación podría agravarse cuando su capacidad supere los 20 mil MW, según las advertencias del gestor de la red, el Centro Nacional de Control de Energía.

La Reforma Energética dio un gran impulso a las energías eólica y solar, pero no preparó a la red para asimilar tanta generación variable. De acuerdo con Santiago Barcón en una entrevista que le realizó el editor de Pv-magazine México, la falta de inversión en transmisión ‘no es pecado de este gobierno, el error fue introducir la generación de Energías Renovables sin reforzar las líneas de transmisión. Las empresas de generación no exigieron que hubiera transmisión’.

En otras palabras, el gobierno federal del Presidente Peña Nieto fue omiso en preparar el sistema eléctrico, aquélla administración despreocupada dejó que el problema le estallara a la siguiente administración independientemente del ganador de la silla presidencial del 2018, cualquiera de los candidatos se hubiera encontrado con el mismo problema que hoy tenemos y que crecerá, desafortunadamente.

De perdurar la falta de inversión es difícil considerar que el sistema esté en posibilidades de seguir interconectando ese tipo de centrales. De acuerdo con Santiago Barcón, se requiere entre tres mil y 15 mil millones de dólares para resolver los problemas urgentes en trasmisión y contar con una red eléctrica robusta.”

Pv Magazine: Y la contingencia sanitaria que estamos viviendo contribuyó a que saliera a flote el tema de la transmisión, distribución y su relación con las renovables.

Víctor Rodríguez: “La pandemia de Covid-19 estresó aún más el sistema eléctrico porque se contrajo la demanda y se tuvieron que parar centrales convencionales que aportan estabilidad y confiabilidad a la red. En esas condiciones y para evitar posibles apagones el Centro Nacional de Control de Energía acordó suspender temporalmente las pruebas preoperativas de 17 centrales eólicas y solares ubicadas en lugares críticos, decisión que desató airadas protestas no sólo de las empresas afectadas que decidieron recurrir a los tribunales, sino también del sector empresarial y grupos ambientalista.

Dos semanas después la Secretaría de Energía emitió un acuerdo que condicionaba la interconexión y el uso de la red a no afectar la confiabilidad, señalando que lo primordial era la continuidad del suministro eléctrico en todo el país y no el blindaje de negocios particulares. Connotados especialistas en redes eléctricas señalaron en su momento que las decisiones tomadas por el gobierno federal fueron correctas desde el punto de vista técnico.”

Pv Magazine: ¿Qué piensas de las opiniones de Rocío Nahle, titular de la Secretaría de Energía, sobre lo que ella considera como exceso de solicitudes de generación de energía vía renovables y su potencial conexión a la red eléctrica?

Víctor Rodríguez: “Mira, entre julio de 2015 y el 29 de abril de 2020, el Centro Nacional de Control de Energía recibió tres mil 056 solicitudes de interconexión para la generación de casi 413 mil MW, casi cinco veces más que la capacidad instala en el país (88 mil MW).

La demanda máxima en el sistema interconectado apenas llega a 50 mil MW. Esas cifras son elocuentes: por el momento no hay manera de acomodar tantas centrales eléctricas sobre todo en un escenario de bajo crecimiento de la demanda.

Los inconvenientes técnicos no deben ser óbice para detener la Transición Energética: el sistema eléctrico deberá adecuarse para recibir cada vez más generación variable e intermitente. En otros países existen sistemas eléctricos que están funcionando con una elevada participación de centrales eólicas y solares. El problema técnico se resuelve con inversiones porque la tecnología existe y está disponible en el mercado. La cuestión se traslada entonces a la dimensión económica: los mecanismos para detonar la inversión y la distribución equitativa de costos entre los participantes del mercado y los usuarios finales.”

Pv magazine: Víctor, hasta el momento la explicación que ofreces incluye el aspecto técnico. ¿Qué hay con respecto al tema económico? ¿Este asunto es el mayor problema?

Víctor Rodríguez: “Tema de múltiples aristas.

El gobierno federal se ha comprometido a seguir subsidiando las tarifas a las viviendas de bajos ingresos y a los pequeños agricultores, pero a nadie más y menos a las compañías privadas que han acaparado lo más rentable del mercado ofreciendo tarifas ligeramente más baratas que las de Comisión Federal de Electricidad porque no asumen ni los subsidios ni los costos fijos que lastran a la empresa pública.

Y no es que CFE sea una empresa ineficiente, el problema es que lleva a cuestas responsabilidades y cargas propias de una empresa pública sujeta a decisiones políticas.

Ha sido forzada a internalizar los costos hundidos de la Reforma Energética y a servir de ancla de negocios privados, por ejemplo, contratos con transportistas de gas natural.

También asume las actividades menos rentables como son transmisión, distribución y suministro básico; y los costos de un sindicalismo corporativo de viejo perfil, así como el deterioro por inversiones que nunca se realizaron o se realizaron a medias, porque el manejo de sus finanzas siempre estuvo condicionado a las urgencias, imperativos y criterios de la hacienda pública.

En ese contexto la Transición Energética se retrasa porque el gobierno federal quiere resolver primero seis problemas que atoran el rescate de la CFE:

1. Sobrecapacidad de generación
2. Inequidad en el mercado
3. Desacierto de un despacho eléctrico que no toma en cuenta los costos totales de generación
4. Subsidios a las empresas eléctricas privadas
5. Inequidad en la emisión de Certificados de Energía Limpias
6. Daños asociados a los contratos con productores independientes.

Y permíteme ser puntual:

1. Hacer de la electricidad un lucrativo negocio fue uno de los objetivos centrales de la política económica durante el periodo neoliberal, no sólo en México sino en todo el mundo. Aquí la generación de electricidad se abrió a la inversión extranjera en 1992, y desde entonces y hasta 2018, los gobiernos alentaron y facilitaron la generación privada de electricidad, para autoconsumo o para vender a grandes consumidores en un mercado paralelo al servicio público. Como resultado, la capacidad de generación ha crecido muy por arriba de lo necesario.

La oferta asciende a 85 mil 900 MW frente a una demanda de 48 mil MW.

En los próximos años la brecha será mayor porque la capacidad de generación sigue creciendo: 24 mil 500 MW se encuentran en construcción y su entrada en operación comercial duplicará la capacidad necesaria para satisfacer la demanda (54 mil MW al final del sexenio).

El sobre equipamiento daña a la hacienda pública por tres razones:

• Entre más generadores privados ingresen al sistema más grande es el subsidio del que gozan por diseño regulatorio
• Entre más generación variable e intermitente ingrese al sistema más aumentan los costos que asume la CFE para mantener la continuidad y la confiabilidad de la red eléctrica
• Entre más centrales privadas entre en operación más ingresos pierden las centrales públicas al ser obligadas a parar para que pase la electricidad privada aunque sea más cara en términos de costo unitario total.

2. Desde la óptica gubernamental no existen condiciones equitativas para competir en el mercado. No hay piso parejo porque la Reforma Energética impuso un modelo con reglas diseñadas para favorecer a grupos privados y relegar a la CFE, sin que importara el detrimento en sus finanzas, desempeño empresarial y eficiencia operativa.

La Reforma Energética del 2013, ratificó los permisos otorgados antes de la reforma; sin embargo, obligó a la CFE a crear una filial específica para operar, administrar y representar en el mercado mayorista a tales permisos; es decir, obligó a la CFE a trabajar al servicio de sus rivales comerciales. Esa obligación le representó a la empresa pública pérdidas por siete mil 820 millones de peses en 2018, y como los contratos legados estarán vigentes hasta 2039, la pérdida llegará a 160 mil millones de pesos.

La Ley de la Industria Eléctrica (antes de la actual que está en un impase) les permite a las empresas privadas realizar todo tipo de transacciones; en cambio, a CFE Suministrador de Servicio Básico se le prohíbe abastecerse directamente de las subsidiarias de generación de la misma empresa.

La norma obliga a la empresa pública a comprar electricidad privada a pesar de que tiene suficientes centrales para abastecer a sus clientes. A la comisión no se le reconoce la energía limpia que produce –20 por ciento de su generación–, pero se le obliga a recurrir a privados para comprar Certificados de Energía Limpia.

De igual forma, la ley orilla a la empresa productiva del Estado a subsidiar a sus competidores en el porteo, el respaldo, la regulación de voltaje, la regulación de frecuencia y otros servicios auxiliares.

El diagnóstico oficial concluye que el mercado eléctrico es una simulación porque no hay competencia sino confabulación para que CFE acabe cerrando sus centrales.

Aunque el gobierno se ha propuesto acabar con la competencia desleal y el dumping comercial, no la tiene fácil porque ambos fenómenos resultan de una condición estructural del modelo de mercado. Organización y regulación fueron diseñadas considerando la extinción del poder de mercado de la CFE como una condición sine qua non para la emergencia de un mercado competitivo.

 

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