Para nuestra propuesta informativa es todo un gusto conversar, una vez más, con el Dr. Jesús Antonio del Río Portilla un académico que siempre ha tenido la amabilidad y el tiempo, al igual que sus compañeros del Instituto de Energías Renovables, para conversar sobre el panorama energética nacional y muy en partículas sobre las energías renovables y la evolución de sus proyectos de laboratorios.
El pasado 12 de octubre, la Gaceta UNAM, el decano de los órganos informativos universitarios, dio a conocer las personas designadas con la máxima distinción que otorga la institución, el premio ‘Universidad Nacional 2023.’
El Dr. Del Río por su vasto bagaje en el mundo de la ciencia y la tecnología que empezó a construir al inicio de la década de los años 80’s, se le reconoce por sus trabajos realizados en el área de Innovación y Desarrollo Tecnológico y Diseño Industrial.
Al respecto, el galardonado: “Para mí es un honor muy grande que mi universidad y en particular que mis colegas me hayan reconocido con el premio más grande que otorga nuestra institución: Premio Universidad Nacional en el área de Innovación y Desarrollo Tecnológico y Diseño Industrial. Esto es algo en lo que yo nunca pensé obtener. Siempre he trabajado por considerar que lo que hacemos puede impactar a la gente, pero me da mucho gusto haberlo recibido; de verdad, me siento muy honrado y que la universidad como tú bien lo dices, nuestra UNAM, haga el reconocimiento a una persona y en particular a mí, me llena de orgullo y satisfacción.”
La producción académica y tecnológica del investigador adscrito al instituto desde el año 1990, es muy prolija.
Sus líneas de investigación se concentran en:
• Termodinámica de procesos irreversibles
• Fotónica con nanoestructuras
• Electrificación de la vida diaria
• Sistemas complejos
• Energías renovables
• Transporte y Electromovilidad
El Dr. Del Río es investigador y pertenece al Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras nivel 3.
Es integrante de las Academias Mexicana de Ciencias, de Ingeniería, de Ciencias de Morelos, de la Sociedad Mexicana de Física y de la Sociedad Mexicana de Divulgación de la Ciencia y la Técnica.
Como estudiante universitario recibió la Medalla Gabino Barrera de la UNAM, el Premio Weizmann en 1991, el Premio Efraim Hernández Xolocotzin en Ciencias Exactas, el Premio de la Casa de la Ciencia de la UAEM, Medalla de Honor en Ciencia y Tecnología 2018 que otorga el Congreso del estado de Morelos, Medalla VASE y el Reconocimiento al Mérito Estatal en Investigación REMEI 2021.
Hoy presentamos la primera de tres entregas editoriales con las reflexiones del Dr. Jesús Antonio Del Río.
Sí le pidiera que nos enumere los momentos, los hitos más importantes dentro de su trayectoria profesional, ¿Cuáles serían?
Empecé a trabajar profesionalmente haciendo investigación y docencia en la Universidad Autónoma de Chapingo, en ese centro universitario me oriente a tratar de resolver los problemas de las comunidades rurales, me impactó cómo en los años 80’s, la tecnología no era algo que imperaba en el campo mexicano y que se requería mucho más estudio, además resolver los problemas reales, cotidianos de la gente, acercarse a ellos.
En aquella época era muy normal que el ambiente científico, que la comunidad académica llegara directamente con soluciones a la población y, la verdad, es que esa forma de aproximarse no es entender el problema…
¿De qué periodo estamos hablando?
De 1985 a 1987. Lo que señalo, lo considero porque entonces se hablaba con demasiada soberbia por parte de la comunidad académica creyendo que conocíamos las cosas y llegábamos con soluciones y la verdad es que no es así. Necesitamos acercarnos, que haya transferencia de conocimientos de lo que tienen las comunidades de diferentes lugares y por supuesto, de los conocimientos de la nueva tecnología que tiene la comunidad académica. Esto es lo que nos puede ayudar a resolver toda la pobreza. Queremos que nuestra gente tenga bienestar y creo que llevando soluciones sin consultar a la gente no son en realidad soluciones.
¿Esa actitud que nos menciona, de soberbia, ha cambiado? ¿Se es hoy más humilde?
Sí, yo creo que sí. En particular nuestro Instituto de Energías Renovables tiene actividades que van en esa dirección, dialogamos con la gente con las diferentes comunidades y les preguntamos ¿Qué quieren?
Nosotros les decimos lo que hay y la comunidad selecciona las mejores actividades que podemos desarrollar juntos. Sobre ello tenemos ejemplos.
Es también muy importante que la comunidad académica siga trabajando en temas de frontera es muy importante que conozcamos lo que se está haciendo en el mundo y poder estar a la vanguardia.
Todo esto es fundamental porque con todas estas nuevas tecnologías podemos empezar a disminuir las contradicciones que hoy tenemos en las diferentes regiones.
Cuando digo contradicciones, me refiero a que queremos obtener productos con valor de intercambio, pero deforestamos. Queremos preservar un ambiente natural, pero entonces las poblaciones no pueden obtener los productos o servicios con valor de intercambio, esas contradicciones las puede resolver la tecnología.
A partir de esta primera experiencia que nos comparte ¿Cuáles han sido los aportes que ha realizado al tema energético y en particular a las energías renovables?
Empecé trabajando en cuestiones de secado solar en la Universidad de Chapingo, y ahí tratamos de implementar secadores de baja tecnología para una comunidad de Cuijingo, estado de México, para deshidratar manzanilla. Aunque nos acercamos a la comunidad no pudimos dar los resultados tecnológicos que ellos esperaban y también la gente se puso a trabajar en otras cosas.
Esto fue un primer intento en el cual aprendimos mucho y la comunidad de Chapingo también aprendió.
Este conocimiento lo empecé a mover cuando llegué al Instituto de Energías Renovables en 1990, en lo que entonces era el laboratorio de energía fotovoltaica, y aquí empezamos a trabajar en temas solares tanto teóricos como experimentales de fenómenos de transporte, termodinámica.
En la ingeniería se utiliza mucho a nivel licenciatura la termodinámica en equilibrio y la de no equilibrio se imparte en las maestrías; pero la verdad es que nuestro mundo opera en el no equilibrio; es decir, en situaciones fuera del equilibrio. ¡El mundo así es!
La termodinámica es una rama de la física que estudia los procesos bajo condiciones de equilibrio o cuasi…
¿Controlados por el ser humano?
O teóricos. Los modelos son bajo equilibrio normalmente.
Vía las redes sociales, nos enteramos de que estuvo en Londres, en una estancia académica ¿Qué le llevo a la capital de Inglaterra?
Efectivamente eso ocurrió hace un año. A mí me gusta entender los fenómenos desde lo básico entonces empezamos a ver cuál era el problema, por ejemplo, de la electrificación. Ahora, sí vamos a la electrificación, dirías: ¿Cuál es el problema?
El problema es que todos nuestros aparatos, por ejemplo: tu celular en el cual no sólo hablas y escribes mensajes sino también grabas esta conversación, todos este tipo de aparatos requieren soldadura y para soldarlos tenemos que calentar una gota de metal, luego colocarla en un lugar; este proceso requiere de energía y las compañías manufactureras de estos equipos en ocasiones, en más de las veces, quieren hacer la soldadura muy rápido; pero sí un líquido sólo lo aventamos es como si tú aventaras una gota al suelo y ¡Salpica!
Pero sí salpica entonces hace contacto con otras superficies y sí esto sucede entonces es probable que el dispositivo ya no funcione.
El proceso de electrificación en general sí, pero ahora necesitamos dispositivos eléctricos soldados para muchas funciones, la pregunta: ¿Cómo podemos inyectar soldadura a una velocidad no tan rápida, pero sí lo suficiente para incrementar la producción de estos procesos?
Derivado de esta inquietud científica me puse a estudiar la razón de salpicadura de unas gotas de soldadura específica…
¿De qué tipo de soldadura?
De una soldadura con un compuesto muy interesante que fue desarrollado en el Centro de Investigación de Materiales Avanzados que está en Chihuahua, un centro que pertenece al Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías, el Conahcyt. En ese laboratorio los investigadores desarrollaron una soldadura a baja temperatura de fusión, normalmente las temperaturas de fusión de los procesos industriales están en los 180°; los investigadores de Chihuahua desarrollaron una aleación basada en estaño y plata con algunas tierras raras y la temperatura de fusión es de 130°.
Este es un desarrollo mexicano, pero se quería estudiar la tasa de salpicadura, es decir, cuál es la velocidad máxima que puede ser inyectada una soldadura sin que se produzca salpicadura.
¿Ud. liderea este proyecto?
Lo lleve a cabo junto a un colega del Queen Mary University of London, y juntos hicimos el experimento.
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