Un reporte de la colega Nicté Y. Luna Medina del Instituto de Energías Renovables de la Universidad Nacional Autónoma de México
En una de las salas del Museo de la Luz, ubicado en Mérida, Yucatán, entra un haz de Sol que dibuja en el piso un círculo resplandeciente. Este haz de luz o columna de luz baja a través de un ducto de 50 cm de diámetro, conectado a un periscopio, que tiene un espejo con una inclinación de 45 grados colocado a una altura de 1.82 metros sobre el techo del Museo.
El objetivo de esta “Columna de Luz” es ver la luz solar en el interior del museo como cuando el Sol pasa por el Cenit del lugar. Para lograr esto todos los días del año que haya Sol, al periscopio lo acompaña otro dispositivo: un helióstato de 9 m2 que tiene la función de reflejar la luz del Sol que incide en éste hacia el periscopio. El periscopio, además de redireccionar el haz al interior del recinto, lo colima, dando como resultado un reflejo del Sol en el interior del museo. El heliostato está compuesto por tres espejos planos.
El diseño, la construcción y la puesta en operación de esta tecnología estuvo a cargo de un grupo de académicos de distintos institutos y centros de la UNAM, incluyendo a los Drs. Claudio Estrada, Salvador Cuevas, David Riveros, Carlos Pérez y del Fis. Federico Nájera y del M.I. Héctor González. La participación en el armado y puesta en operación de “La Columna de Luz” del Dr. Carlos Alberto Pérez Rábago, académico del IER-UNAM y del M.I. Héctor González, estudiante de doctorado del IER-UNAM ha sido sobresaliente.
La instalación del dispositivo se concretó en julio de este año, en la siguiente liga se aprecia las maniobras mecánicas que implicó este trabajo.
La “Columna de Luz” replica el funcionamiento de los observatorios astronómicos subterráneos que existen en varias zonas arqueológicas de México, como Xochicalco, los cuales fueron construidos para permitir la entrada de un haz de luz solar en cierta hora y fecha del año.
El Museo de la Luz, sede Mérida, Yucatán está ubicado en la calle 50 esquina con calle 43, abrirá sus puertas en el mes de noviembre. El inmueble cuenta con un vestíbulo, una sala de exposición temporal y seis salas permanentes con diferentes temas referentes al fenómeno de la luz.
“Esta exposición nos adentra en los secretos del color para explorar su naturaleza física, psicológica, tecnológica y cultural. Su recorrido nos guiará por la curiosidad y el afán del ser humano por capturar y comprender la esencia ilusoria e intangible de los colores a través de la ciencia, el arte y la tecnología. Se trata de un viaje a una realidad sumamente cercana y, al mismo tiempo, profundamente misteriosa que invita al espectador a cuestionar su propia percepción visual y a indagar en los descubrimientos, las historias y las innovaciones que han tratado de penetrar en el conocimiento de lo visible y lo invisible”, se lee en su página web.
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