“En el futuro tendremos litio, tendremos coches eléctricos, pero no tendremos agua”

Share

Hoy concluye en la ciudad de Davos una edición más del Foro Económico Mundial, un encuentro global al que se dan cita Presidentes, Primeros Ministros, empresarios, jóvenes que han sido señalados como líderes del futuro (y solo el futuro, los confirmará) así como representantes de grupos indígenas de todas latitudes.

El tema de las tecnologías para generar energía limpia, así como las nuevas propuestas tecnológicas para su almacenamiento a partir de la generación fotovoltaica y eólica han ganado terreno en esta nueva edición del foro; sin embargo, el asunto del litio figuró de manera sobresaliente en los diversos salones de análisis de debate que se desarrollaron en aquella ciudad invernal de Europa.

Stefan Ellerbeck un asiduo asistente al foro con una larga trayectoria en temas de la transición energética global se sumerge en Davos 2023, en el tema del litio.

El reconocido escritor elaboró un vasto documento sobre el llamado mineral de la transición energética abordando el tema desde diversos ángulos, y en su análisis recoge el testimonio de un representante indígena de Argentina quien ha visto transcurrir su vida y la de su comunidad en tierras donde el litio hoy lo han hecho brillar ‘más que nunca’.

Es la voz de Román Guitián, hombre latinoamericano preocupado por el litio y el futuro inmediato para sus comunidades; su preocupación se sustenta por la escasez del agua que habrá de registrase en la zona por la extracción del mineral, pues el trabajo extractivo demanda miles de litros del preciado líquido, y el estrés hídrico ya lo empiezan a experimentar.

A continuación, reproducimos la idea central que Stefan Ellerbeck aborda sobre el binomio litio-agua, el punto central de la preocupación de Román, indígena que ya vislumbra la ‘sed de sus coterráneos sin que aún lleguen las bondades del litio que les han sido prometidas.’

Imagen en la página electrónica del Foro Económico de Davos 2023

“La extracción de litio requiere el uso de volúmenes muy elevados de agua, unos 2,2 millones de litros por tonelada de litio. Esto ha provocado graves problemas en torno al estrés hídrico, una situación en la que los recursos hídricos de una región no son suficientes para satisfacer sus necesidades. La mina boliviana de San Cristóbal consume 50.000 litros de agua al día. En Chile, las empresas mineras de litio han sido acusadas de agotar las reservas vitales de agua, hasta en un 65 por ciejto en la región del Salar de Atacama, según los informes.

La mayor parte de la producción de litio en América Latina procede de salinas con ecosistemas frágiles. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el PNUD, las explotaciones mineras también conllevan el riesgo de contaminar las cuencas hidrográficas locales.

Las comunidades indígenas también dependen del suministro de agua para su subsistencia. El activista indígena argentino Román Guitián declaró a la revista Time que creció cerca de la mina de litio más antigua del país, en Hombre Muerto, y que su familia criaba llamas, cabras y ovejas. Sin embargo, el desvío de agua dulce del río Trapaich, utilizada en la producción de litio, ha secado el valle. “Era precioso. Pero hoy no hay animales porque está todo seco”, dice Guitián. “En el futuro, tendremos litio, tendremos coches eléctricos, pero no tendremos agua”.

Según Time, el fabricante estadounidense de litio Livent, que explota la mina, ha puesto en marcha un programa para restaurar el valle mediante la replantación y nuevos sistemas de riego. Pero también planea duplicar la capacidad de producción de litio de la planta para finales de 2023 y está excavando un oleoducto hasta otro río cercano.”

The views and opinions expressed in this article are the author’s own, and do not necessarily reflect those held by pv magazine.

Este contenido está protegido por derechos de autor y no se puede reutilizar. Si desea cooperar con nosotros y desea reutilizar parte de nuestro contenido, contacte: editors@pv-magazine.com.