Mejorar materiales para celdas de combustible

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Biblioteca Central, Ciudad Universitaria, UNAM
Biblioteca Central, Ciudad Universitaria, UNAM

El presente es un artículo de la colega Patricia López Suárez, publicado en la Gaceta de la Universidad Nacional Autónoma de México, el 17 de enero de 2022.

Con la utilización de nanotecnología, un grupo de investigadores y estudiantes del Instituto de Investigaciones en Materiales (IIM), logran hacer más eficientes insumos para elaborar partes esenciales de celdas de combustible de óxidos sólidos (SOFC), a fin de generar electricidad al combinar hidrógeno y oxígeno, y promover el uso de energías renovables.

Las celdas son reactores electroquímicos que carecen de procesos de combustión. Al usar esos elementos el resultado es la obtención de energía eléctrica y vapor de agua, en vez de gases contaminantes que causan el efecto invernadero, como los provenientes de la quema de energéticos fósiles, explicó en entrevista el investigador del IIM, José Álvaro Chávez Carvayar.

Para mayor eficiencia

En su investigación, los científicos mejoran las partes fundamentales de esos dispositivos semejantes a una batería, los cuales constan básicamente de dos electrodos: un ánodo y un cátodo, separados por un electrolito sólido denso.

El combustible se suministra al ánodo donde ocurre una reacción de oxidación y libera electrones al circuito externo. En tanto, el oxidante se provee al cátodo, donde llegan los electrones del circuito externo y ocurre la reacción de reducción. En medio de ambos está el electrolito sólido, un aislante electrónico que permite el transporte de iones de oxígeno entre ambos electrodos.

Chávez Carvayar y sus colaboradores analizan en el laboratorio la estructura y propiedades de estos tres componentes para hacerlos más eficientes; como resultado lograron electrocerámicos resistentes a altas temperaturas, con similares coeficientes de expansión térmica y porosos para el ánodo y el cátodo. Asimismo, sintetizaron electrolitos más densos y con una conductividad iónica mejorada, con el propósito de reducir la temperatura de operación de estos dispositivos.

“En términos generales, los materiales cerámicos son inorgánicos conformados por enlaces de tipo iónico y covalente, los cuales les inducen sus propiedades características como son una baja ductilidad, una baja dureza y puntos de fusión altos”, detalló.

Mientras las cerámicas tradicionales se usan para hacer vajillas, refractarios y azulejos, hay otras de alta tecnología con propiedades físicas y químicas excepcionales. Entre sus aplicaciones específicas están: productos resistentes al calor, cermets (combinación de metales y cerámicos), partes automotrices, además de componentes eléctricos y electrónicos, como los que se usan en diversos dispositivos de computadoras y teléfonos celulares.

En cuanto a los electrocerámicos, es posible indicar que presentan propiedades de transporte (o conductoras) en un amplio intervalo de valores, pues van desde aislantes semiconductores hasta superconductores. Además, si son nanoestructurados tendrán, en general, propiedades superiores. Estos materiales son los que se utilizan para elaborar las partes básicas de las celdas de combustible de óxidos sólidos.

Para obtener los que conformarán el ánodo, el cátodo y el electrolito, los especialistas emplean diversos métodos de síntesis, entre ellos el proceso Pechini (una variante del método sol-gel), combustión, rocío pirolítico ultrasónico, combustión y sonosíntesis, entre otros.

Después, se les aplican diferentes procesos y tratamientos térmicos para darles la conductividad, dureza y porosidad apropiada a cada componente de la celda.

Actualmente, Chávez Carvayar y su equipo tienen desarrollada en el laboratorio 80 por ciento de una monocelda de combustible de óxidos sólidos y al concluirla iniciarán el trámite de la patente.

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