El abasto de combustibles en México, ¿Está garantizado?

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La voz de la Confederación Patronal de la República Mexicana que lidera José Medina Mora, que se da a conocer hoy 31 de marzo, en el contexto de las deliberaciones que se están generando en la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados de cara a la iniciativa de Reforma Constitucional en materia eléctrica.

Este es texto integro de COPARMEX

José Medina Mora en su toma de posesión como presidente de Coparmex. Foto: portal de Coparmex

Preámbulo

En este gobierno se ha escuchado con frecuencia sobre la “soberanía energética” de México; sin embargo, no hay nada más soberano que las familias tengan garantizado el acceso a la energía que necesitan para salir adelante y para realizar todas sus tareas diarias.

Otro concepto diferente que también es clave es la “seguridad energética” definida por la Agencia Internacional de Energía como la capacidad de un país para garantizar la disponibilidad ininterrumpida de energía a precios asequibles.

En esta Señal COPARMEX analizamos estos temas para saber cuál es la situación de México, cuáles nuestros retos y qué acciones emprender para contar con la energía y combustibles necesarios.

El escenario que enfrentamos

El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania ha desestabilizado al mundo, principalmente en materia económica y energética. Los combustibles han alcanzado precios altos no vistos en una década y eso afecta de forma directa la inflación.

México si bien es un exportador de petróleo, es un importador de gasolina, diésel y gas. En 2021 exportamos 28 mil 926 millones de dólares de productos petroleros (petróleo crudo, gasolinas, diésel, gas natural), pero importamos 53 mil 851 millones de dólares.

En 2021, Pemex importó alrededor del 60 por ciento de la gasolina que vendió en México. Pero la solución a este tema está lejos de ser sencilla, el gobierno ha planteado como solución ser “autosuficientes” (Soberanía energética); es decir, dejar de exportar petróleo para producir la gasolina que necesitamos. Hacer eso según los expertos nos llevaría a terminar importando ya no gasolinas sino petróleo.

Es complejo ir contra las leyes del mercado, si México importa gasolinas es porque es más barato comprarlas a otros países que producirlas aquí. En 2021, según cifras oficiales, el promedio de utilización de las seis refinerías existentes fue del 44 por ciento de su capacidad; son antiguas, con tecnología obsoleta, que apenas alcanzan a producir en conjunto un promedio de 247 mil barriles diarios de gasolina. Sin embargo, para satisfacer la demanda de gasolinas para autos, se compran en el extranjero casi 300 mil barriles al día.

Por eso se ha cuestionado la construcción de una nueva refinería o la compra de Deer Park en Texas. Son alivios parciales que están lejos de ser una solución de fondo. Lo correcto sería invertir en la mejora de procesos, en tecnología, en generar alianzas con empresas y en buscar elevar la productividad de Pemex para alcanzar la anhelada seguridad energética.

Foto: Pemex

El reto: Invertir y hacerlo bien

He aquí uno de los puntos medulares de la nueva realidad energética mexicana: la apertura al mercado global que desde antes de la Reforma Energética conducía el monopolio; y hoy se materializa a través de la participación del Sector Privado, enriqueciéndose al mercado con diversos participantes, y creando más del doble de infraestructura, generando competencia y, por ende, mayor eficiencia.

No obstante, en estos últimos años, como lo ha señalado el Instituto Mexicano para la Competitividad, (IMCO), México se encuentra en una posición comparativamente débil en materia de seguridad energética. El país no ha realizado las inversiones necesarias en infraestructura, por ejemplo, de almacenamiento (cuenta con menos de ocho días de inventarios de gasolinas) y de distribución de petrolíferos. Existen pocos permisos de importación de petrolíferos e hidrocarburos (actualmente de acuerdo con datos de la Secretaría de Energía solo 77 se encuentran vigentes, después de que en los últimos años se han cancelado más de mil 500). De igual forma, la incertidumbre legal y regulatoria en el sector ha retrasado o cancelado nuevas inversiones por parte de empresas privadas a lo largo de la cadena de valor de los hidrocarburos, de tal suerte que es difícil hablar de un mercado con competencia efectiva. Mientras tanto, Pemex carece de la capacidad financiera y operativa para llevarlas a cabo por sí sola.

Captura de video. Imagen de archivo. Producción Canal de Congreso de la Unión

 

¿Por qué la seguridad energética importa?

La seguridad energética es relevante porque es un pilar para el desarrollo económico del país entendida, no como producción ni posesión de la energía, sino como la disponibilidad y acceso eficiente a ésta.

Todos necesitamos de los combustibles y la energía eléctrica de forma directa o indirecta, ya sea en nuestras casas, en las escuelas, en los hospitales; o de forma indirecta para que, por ejemplo, los alimentos lleguen a las tiendas, funcionen los refrigeradores de una carnicería o tengamos acceso a internet.
Hoy, es urgente erradicar la pobreza energética, es decir, promover la inversión para que todos seamos incluidos y contemos con las mismas oportunidades de acceso a estos insumos. Al mismo tiempo, debemos velar para que nuestra generación y consumo energético no agrave el cambio climático.

Foto: Agencia de Prensa Eifel

¿Qué se puede hacer?

Más y mejor inversión en infraestructura. El presupuesto en inversión física para 2022 tuvo un aumento real del 17.6 por ciento con respecto a 2021. Esto la ubicará en el nivel más alto desde 2017 y representará el 3.1 por ciento del Producto Interno Bruto.

Sin embargo, es importante resaltar que, a pesar del aumento, el gasto en inversión aún se encuentra por debajo del 4.5 por ciento recomendado por el Banco Mundial para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y no necesariamente está orientado a los rubros de modernización de la infraestructura o a elevar la productividad en el sector. Uno de los pilares del nuevo modelo energético mexicano es que muchas áreas prioritarias, como el almacenamiento y logística, actualmente deficientes se comiencen a atender por parte de terceros, después de años de abandono y acceso exclusivo.

Colaboración con el sector privado: Pemex no puede solo, pero sí puede salir adelante y garantizar la seguridad energética en combustibles del país si trabaja de forma coordinada con las empresas privadas del sector. ¿Por qué cancelar permisos o suspender la operación de terminales de almacenamiento si en este momento más oferta de combustibles puede ayudar a que los precios bajen? Sin la participación de privados traería por consecuencia menos proyectos, incremento en el riesgo de suministro, donde si un actor limita su participación, el país podría incluso sufrir desabasto.

Certidumbre jurídica y respeto al Estado de Derecho. México tiene una gran oportunidad de generar confianza y certidumbre, podría atraer inversiones que están percibiendo riesgos en otras regiones del mundo. Es por eso tan necesario que se respete y haga valer el Estado de Derecho para que aprovechemos al máximo nuestra posición geográfica, nuestras reservas y los tratados internacionales que tenemos suscritos.

 

Captura de video. Imagen de archivo. Producción Canal de Congreso de la Unión

El llamado de COPARMEX

Es para que entre el gobierno y las empresas privadas cerremos filas en torno a un objetivo: Que el país cuente con la energía necesaria para salir adelante. Podrán existir distintas visiones, pero lo importante es que las familias vivan mejor, cuenten con servicios, paguen lo justo y nadie se quede excluido.

Un nuevo modelo energético, conjugando y complementando los esfuerzos públicos y privados, nacionales y extranjeros, puede dar pie a una estrategia definida y consensuada para incrementar su capacidad de almacenamiento a un promedio mínimo de 13 días para el 2025. Esta estrategia se alinea, de forma natural, a la visión de la nueva administración sobre el fortalecimiento de la seguridad energética de México y una visión global donde los países adheridos a la Agencia Internacional de Energía, no sólo prevén situaciones de emergencia, sino que plantean las bases de cooperación y ayuda mutua.

La energía eléctrica y los combustibles son fundamentales en nuestra vida diaria y, por ende, debemos ser muy cuidadosos en la toma de decisiones. Nadie quiere apagones o desabasto, por el contrario, queremos que el país aproveche el enorme potencial energético que tiene. Al mismo tiempo, debemos ser capaces de contener la inestabilidad como la que hoy sufrimos con precios demasiado altos que impulsan al alza la inflación; todos sabemos que la inflación a quién más afecta es a quienes menos tienen.

Por eso es que nuestro llamado es a generar las condiciones para que haya más inversión, la infraestructura se modernice, se incremente la productividad y haya certidumbre jurídica.

Es la suma de los participantes lo que le da consistencia y fortaleza a la seguridad energética del país. Cerrar el mercado al sector privado, eliminar las oportunidades de atraer más inversiones, es ir en contra de la seguridad energética del país y su gente, cercenando el potencial de crecimiento a corto, mediano y largo plazo.

Finalmente, no podemos perder de vista que solo tenemos un planeta y que debemos buscar que nuestro consumo energético sea sostenible, sea responsable con nuestro medio ambiente y así evitar al máximo su deterioro. Por eso decimos que sí es posible tener seguridad energética en un marco de desarrollo sustentable.

 

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