Investigadores afirman que México puede desarrollar una industria fotovoltaica propia

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Un grupo de investigación multidisciplinario ha expuesto en un estudio conjunto que se puede crear una cadena de valor de la industria fotovoltaica en México que podría satisfacer la demanda nacional de tecnología fotovoltaica en 76% y reducir las importaciones en un 47%.

En un artículo publicado en la sección Energía de MDPI, titulado Development and Upstream Integration of the Photovoltaic Industry Value Chain in Mexico (Desarrollo e Integración de la Cadena de Valor de la Industria Fotovoltaica en México), que se podrían generar así 447 mil empleos y un valor añadido de más de 12 mil millones de dólares.

El trabajo es firmado por Mariano O. Birlain-Escalante y Jorge M. Islas-Samperio, ambos del Instituto de Energías Renovables de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Ángel de la Vega-Navarro, de la Facultad de Economía, también de la UNAM; y Arturo Morales-Acevedo, del Departamento de Ingeniería Eléctrica del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, perteneciente al Instituto Politécnico Nacional.

Según los autores, el artículo “propone una metodología y un modelo económico que considera el progreso tecnológico y las economías de escala para analizar un potencial desarrollo ascendente e integración de la cadena de valor de la industria fotovoltaica en México”.

Aseguran que el desarrollo ascendente de una industria fotovoltaica nacional es financieramente viable y sustentable incrementaría el valor añadido nacional hasta el 89% en 2040 y contribuiría al objetivo nacional de generar el 35% de su electricidad a través de tecnologías energéticas limpias.

Analizan además que la creación de empleo que se podrían crear 20.318 empleos/año en promedio durante los 22 años del periodo analizado, una cifra está en línea con el número de empleos que se generaron anualmente durante 2019 en la industria fotovoltaica de otros países, como China (2 millones), EE. UU. (36.000) e India (38.760).

Concluyen que es posible alcanzar ese desarrollo a través de una inversión de más de 1,7 mil millones de dólares en el periodo 2018-2040.

“Además -agregan en el trabajo-, también demuestra que es posible aumentar las capacidades de producción, no solo para satisfacer la demanda nacional, sino para abrir otros mercados y liberar producción a otros países”. También que “de este modo se evitan cortes en el suministro de tecnología fotovoltaica, especialmente en América Central y del Sur, lo que beneficiaría a la cadena de suministro mundial”.

“Bajo esta perspectiva -concluyen-, si el gobierno tiene una genuina visión de desarrollo, y cuenta con el marco institucional adecuado, puede construir amplios acuerdos formales e informales con una visión común de largo plazo con el sector privado, enfocados a promover una profunda transformación productiva, fortaleciendo de esta manera la formación de capital humano, la apropiación tecnológica, y el desarrollo estratégico de ciertos sectores de la economía”.

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