Género y energía: otras dimensiones del desarrollo sostenible. (Segunda Parte)

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Hoy presentamos la segunda entrega editorial de la entrevista a la Doctora Julia Tagüeña, que le realizó UNAM Internacional, un espacio editorial en línea y que fue publicada el pasado mes de octubre.

Doctora Julia Tagüeña. ‘Nivel III del Sistema Nacional de Investigadores.’ Investigadora de los posgrados de Ingeniería (energía), Física y Filosofía de la ciencia, UNAM

La Doctora en Ciencias por la Universidad de Oxford del Reino Unido, con grado de licenciatura en Física por nuestra Universidad Nacional Autónoma de México fue entrevista por Carlos Maza y Dolores González-Casanova, ambos del equipo editorial de UNAM Internacional.

Con esta segunda y última entrega que ofrecemos a los lectores de nuestra propuesta informativa y de cultura sobre la generación de energía vía tecnologías renovables, damos las gracias a la Doctora Tagüeña por su confianza hacia nuestra petición de retomar sus palabras, sus ideas para compartirlas con los actores y entidades del mundo fotovoltaico de nuestro país.

No queremos dejar pasar por alto, que la Doctora ha sido una gran entusiasta promotora de toda la actividad académica y de investigación que se realiza en el Instituto de Energías Renovables de la UNAM, entidad que opera desde sus instalaciones ubicadas en el municipio de Temixco, estado de Morelos.

¿En dónde nos quedamos?

Reloj de Sol. Instituto de Energías Renovables, UNAM. Foto: Jorge Zarco

¿Sostenible o sustentable?

Los especialistas usan indistintamente las palabras “sustentable” y “sostenible”, ¿son lo mismo?

Hay una sutil diferencia. En realidad, podríamos usarlas como sinónimos, mucha gente lo hace. En inglés se dice sustainable, que parecería “sustentable”, pero el español es un idioma con muchos más sinónimos que el inglés; tenemos dos palabras que parecen significar lo mismo, pero en realidad tú sostienes un argumento que ya está dado y sustentas un argumento dando más información. Es una sutileza que tiene que ver con las definiciones dadas por el grupo de Roma, lo que hizo Víctor Urquidi al trabajar en desarrollo sostenible. Él fue el primer mexicano que trabajó en estos temas; sustainable viene de esa reunión de las Naciones Unidas en la que se dio la definición. Cuando hablamos de desarrollo sustentable, hablamos sobre todo de herencia, del hecho de que debemos proteger el planeta, no nos lo podemos “gastar”, porque nuestros hijos y nietos no tienen otro; se los tenemos que preservar.

El grupo de Roma abre la discusión sobre preservar el planeta no solo para quienes vendrán después, sino para nuestros coetáneos, para que también vivan bien en esta generación. Hay gente que dice que sostenible se refiere a las generaciones por venir y sustentable abarca también a las contemporáneas. Es algo muy sutil, en general la gente los usa más bien como sinónimos.

En el Instituto de Energías Renovables todas las materias se definen como sustentabilidad. Hay materias como “Sustentabilidad y sociedad”, “Sustentabilidad y energías”, “Sustentabilidad y medio ambiente”. En los ODS se habla de desarrollo sostenible.

Adry del Rocío y su propuesta plástica en solidaridad con los Objetivos de Desarrollo Sustentable de Naciones Unidas. Unidad habitacional Tlatelolco de la Ciudad de México. Enel.

Es muy interesante la discusión porque la diferencia cualitativa por pequeña que sea, que usted esboza, nos ayuda a hablar de un peso más fuerte en ciertas actividades que no estaban contempladas en el ámbito de la sostenibilidad.

Aunque es tan grande el reto que enfrentamos de llegar a un desarrollo sustentable o sostenible que discutir la palabra se vuelve irrelevante. Yo creo que se pueden manejar como sinónimos, con unas pequeñas sutilezas al respecto.

Pensando en los ODS, en la Agenda 2030, ¿se está avanzando para lograr los objetivos trazados hace siete años? ¿Vamos a poder cumplir?

Por supuesto que no, pero en algunos sí hemos avanzado. También es cierto que los ODS no contemplaban la pandemia ni la invasión de Rusia a Ucrania. Este tipo de eventos destruyen la planeación inevitablemente. La pandemia generó un cambio grave. La guerra afecta el uso de energías renovables, que ha seguido aumentando, porque también tienes que usar combustibles que tal vez ya no estabas usando. Estos eventos son tremendamente disruptivos.

El documento de los ODS también incluye metas específicas que se pueden cuantificar. Son muy ambiciosas; por ejemplo, la meta de igualdad señala que para 2030 no deberá haber pobreza en el mundo. Evidentemente no se va a lograr, pero es muy importante y creo que en 2030 se van a evaluar todas estas metas y se va a planificar a partir de ahí.

Los ODS son una herencia de los Objetivos del Milenio (OM) y, de hecho, para pasar de los OM a los ODS se habían aprendido muchas cosas y, en muchos sentidos, se tomaron decisiones positivas a partir de lo que se había perdido. Creo que en 2030 va a haber una revisión; sí habrá avances, pero es casi imposible que se alcancen todas las metas.

Foto: Ministerio de energía y minas en Perú. Un panel solar, una vivienda rural.

Ahora bien, hay una diferencia importante en este momento respecto del cambio climático porque este no nos va a perdonar: si no logramos reducir las emisiones de dióxido de carbono, la especie humana va a estar en peligro; eso es un hecho.

Tenemos que referirnos también a las Conferencias de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, y a los acuerdos como el Acuerdo de París.

Acaba de pasar la COP en Escocia y ahora viene otra en Egipto, donde se está adoptando el compromiso de controlar el aumento de la temperatura para que no suba más de un grado y medio porque, si sube más que eso, será absolutamente catastrófico. Ya tenemos cambios que no podemos revertir, por eso en el cambio climático se habla de mitigación, desde luego, pero también se habla de adaptación, ya que hay cosas a las que tenemos que adaptarnos porque así se van a quedar.

En algunos aspectos hemos sido exitosos; tenemos que referirnos al premio Nobel que obtuvo Mario Molina, por ejemplo, por el descubrimiento de que ciertos compuestos estaban acabando con el ozono y gracias a eso se pudieron controlar. Al limitar los aerosoles se logró controlar el efecto que estaban teniendo en la capa de ozono; ahí fuimos muy exitosos. Sí hay cosas que podemos hacer y que sabemos hacer y podemos cumplir, y yo creo que esa debe de ser la meta: tener esta comprensión y asumir compromisos.

Pero hay que aceptar que tenemos que vivir de otra manera: uno de los ODS contempla el consumo responsable, algo que cada uno de nosotros podría hacer: todos podríamos reciclar, todos podríamos reutilizar, así que hay cosas que definitivamente sí podemos hacer, que están en nuestras manos. Otras cosas dependen de un ámbito más amplio, están en la política y no dependen de nosotros.

1.5° Centígrados, una meta global cada vez más difícil de conquistar. Fotos: Jorge Zarco.

¿Cuál es nuestra situación como país? ¿Hemos cumplido con los objetivos, estamos trabajando para reducir el deterioro ambiental?

Lo primero que deberíamos pedir es que se realice este análisis porque en este momento no se está haciendo. Hay grupos muy importantes, como el que está viendo los ODS en la UNAM y toda la investigación que la universidad realiza, pero no tenemos un documento oficial del gobierno para saber exactamente dónde estamos. Sería fantástico que hubiera un análisis de cómo esta México respecto de todos los ODS y que hubiera datos. Sabemos que muchas cosas están mal y no tenemos los datos precisos para poder planear qué hace falta concretamente. En Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) nos da reportes muy confiables pero, para poderlos englobar en el tema de la sostenibilidad y los ODS, haría falta una reflexión con todos estos datos juntos. Yo diría que el problema en este momento es que no sabemos bien dónde estamos.

Tenemos el tema de las energías renovables, hay que ir hacia ellas y tenemos una serie de proyectos al respecto, pero sí tenemos que ir haciendo la transición, cada vez con más entusiasmo, para poder controlar las emisiones de dióxido de carbono.

Producción de tortilla y generación de energía vía paneles solares. Techos solares en Ciudad Solar de la CDMX.

Techos solares del programa Ciudad Solar de la CDMX. Imagen de archivo

Energías renovables

¿Podría mencionar algunos ámbitos en los que las energías renovables están ganando terreno?

Un ámbito en el que las energías renovables son un éxito total es el de las celdas solares.

Los paneles fotovoltaicos se basan en un principio de la mecánica cuántica, el efecto fotovoltaico, que permite extraer una corriente eléctrica. Las primeras celdas se hicieron para el espacio exterior, porque había que resolver la captación de energía sin depender de la Tierra. La gente ni se imagina cómo su vida está marcada por cosas que se hicieron para la exploración espacial; la lista es enorme, desde el teflón.

Las primeras celdas solares fueron hechas para el espacio exterior y eran extremadamente caras, pero ahora los costos se han abatido de una manera impresionante y hay una gran variedad de materiales con los que se pueden hacer celdas solares, celdas orgánicas, inclusive celdas muy delgadas que se pueden pegar en los techos. Ha habido un cambio ahí: las celdas solares son absolutamente espectaculares y además permiten lo que se puede llamar una solución local y distribuida porque hay lugares a los que jamás va a llegar un cable, pero, en cambio, puedes poner tus paneles fotovoltaicos.

Los paneles, si se colocan en algún lugar aislado, deben estar acompañados de un buen sistema de almacenamiento y las baterías también han tenido un desarrollo muy importante en los últimos años como tecnología de almacenamiento. Hay una solución con celdas solares tan simple y tan fácil de hacer, yo, como mucha gente, la tengo en mi casa: colocas celdas en el techo, pero haces un convenio con la Comisión Federal de Electricidad; te vuelves parte del sistema y te ponen un medidor que registra durante el día la electricidad que se está metiendo a la red y que va en una dirección. Luego, en la noche, cuando tú consumes electricidad, el medidor va en la otra dirección y al final pagas la diferencia: si produjiste más electricidad que la que recibiste no es que te vayan a pagar (no estás vendiendo energía), sino que estás completando. Así, si no has gastado, tu recibo viene por una cantidad ridícula, básicamente el impuesto por estar conectado a la red.

Las celdas solares son una solución absolutamente probada y tecnológicamente segura y, además, económicamente accesible. Si haces una granja de celdas solares puedes producir muchísima electricidad.

Inauguración de la Etapa I, de la central fotovoltaica Puerto Peñasco, Sonora. Presidente López Obrador. Febrero 17, 2023. Foto de archivo de la CFE.

Hay un proyecto del gobierno de hacer una granja enorme de celdas solares en el desierto de Sonora, porque efectivamente nosotros tenemos muchísimo territorio para hacer esto. Hay países que no tienen tanta energía solar, y países que no tienen tanto territorio. Nosotros podemos hacer este tipo de proyectos: tenemos sol, tenemos desierto, podemos poner una granja gigantesca. Las tecnologías solares están muy desarrolladas y son tecnológicamente accesibles, como la eólica.

En el caso de la eólica, ¿no ha generado también alguna controversia de tipo social? Ha habido impactos sociales negativos.

Creo que es importante tener claro que no hay solución perfecta, todo tiene pros y contras y lo que es muy importante es que la comunidad sea parte de la solución. Mientras no hagamos este trabajo comunitario en donde la comunidad asuma una cierta tecnología, quedaremos cortos en la solución del problema, tiene que ser algo participativo. Efectivamente ha habido problemas pero debido al uso de la tierra o por diferentes factores que tienen que ser resueltos. Cualquier solución energética que plantees en una comunidad se vuelve un problema social y tiene que ser resuelto con base en la ética y en relación con la comunidad, que tiene que recibir explicaciones completas. Una vez más, somos un país en el que existen las condiciones para aprovechar la energía eólica, que es una tecnología muy madura, se entiende perfectamente.

La rumorosa 2015. Baja California. Fuente: Zeta Tijuana.com

La geotermia también es una gran solución, pero ahí sí depende de si tienes el potencial como país. México lo tiene, hace muchos años que se aprovecha la geotermia y se aprovecha bien.

Las energías renovables tienen evidentes ventajas. No son limpias en el sentido del dióxido de carbono porque no existe la limpieza total. Todo el mundo debe tener claro que solo por existir ya estás contaminando. Si tomas medidas de reparación de alguna manera se compensa; las renovables son tecnologías que tienen muchas posibilidades. La oceánica es tal vez una de las menos desarrolladas, pero también tenemos potencial por nuestras costas. Consiste en el aprovechamiento de las mareas y el oleaje, hay las dos vertientes; al subir y bajar la marea produce movimiento en una turbina. Tiene que ser un proceso bien pensado, hecho con inteligencia, con calma. No es una cosa que se pueda hacer de la noche a la mañana.

Por otro lado, las reservas fósiles siguen teniendo otras aplicaciones muy importantes como las de la industria petroquímica, y no es conveniente detenerlas. Sí es clara la diferencia entre lo renovable y lo no renovable. La energía renovable, para nuestra escala de vida, siempre va a estar aquí: el sol se va a apagar en algunos millones de años, pero ese ya no será nuestro problema; tenemos problemas mucho más inmediatos. Para nosotros el sol es eterno y es lo que se llama una fuente de energía renovable, y el viento viene del sol. La geotermia viene de reacciones en el centro de la Tierra que no se van a terminar, así que todo eso es renovable. En cuanto a las no renovables, a los recursos fósiles les costó millones de años formarse: un dinosaurio quedó muerto en un pantano —bueno, estoy simplificando y poniendo dinosaurios de ejemplo porque a la gente le gustan los dinosaurios— y ese material orgánico con el tiempo se volvió petróleo, pero pasaron millones de años. Entonces en unos segundos quemamos lo que le costó tanto a la naturaleza; son recursos no renovables, realmente no los podemos renovar. Tampoco los minerales son renovables, también deben ser tratados con mucho cuidado.

Lo que es muy importante es que no tenemos otro planeta, no hay otro lugar a donde podamos ir a vivir así que tenemos que resolver el problema aquí. Se busca mucho algún planeta donde pudiera haber vida y se han localizado algunos sistemas muy lejanos a los que nunca podríamos llegar, así que este es el único planeta para nosotros y tenemos que cuidarlo.

Fotovoltaica y Agricultura. Bombeo de agua con energía emanada del Sol. Foto de archivo de Zener Energía

Se habla de colonización de Marte en determinados círculos empresariales…

Podremos ir a Marte, pero no vivir ahí, es un ambiente completamente agreste. Si quieres vivir siempre con una máscara y en un lugarcito oxigenado, pues sí podrías ir a Marte, pero la vida como la conocemos solamente existe en este planeta de momento. Puede que haya planetas habitables muy, muy lejanos, pero no podemos llegar porque no podemos movernos más rápido que la luz y están a miles de años luz; no hay forma de llegar a ellos como somos.

El cuidado del planeta, entonces, es muy importante. Hay una serie de estudios alrededor de esto: los límites planetarios, cómo tenemos que cuidar el planeta. Los planetas buenos son muy difíciles de encontrar y Marte no es un planeta bueno, no para vivir. Tiene otras ventajas pero no para vivir.

*La presente entrevista apareció en el número 3 de la revista UNAM Internacional publicada por la CRAI, la DGECI y el CEPE de la Universidad Nacional Autónoma de México, el 31 de octubre de 2022. La edición original bilingüe se puede consultar y descargar libremente en esta liga.

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