Disponer de información al día y en tiempo real se ha convertido en ‘combustible indispensable’ para la industria de la energía

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Hiram Monroy, Director Comercial para AMD en México, Centroamérica y el Caribe

El sector energético es uno de los motores de la economía global, siendo históricamente un punto eje para la innovación. Con la revolución industrial, experimentó una transformación sustancial, pasando del carbón al gas y la electricidad; del mismo modo y, como una vertical a la que el cambio no le es ajeno, la digitalización está reinventando el segmento de formas nunca antes vistas.

La nube representa, justamente, uno de estos factores de cambio, dando a las compañías de energía nuevas capacidades en su operación e, incluso, reinventando su modelo de negocio bajo un principio rector: eficiencia.

Con los efectos de cambio climático haciéndose cada vez más tangibles, la sociedad demanda políticas ambientales claras y funcionales, donde 8 de cada 10 personas señalan que la sostenibilidad debe ser una prioridad para las empresas. Esta revolución verde pone a la industria energética en el ojo del huracán, demandando mayor responsabilidad de su parte.

Alineándose con este panorama, las empresas de petróleo, gas y electricidad han comenzado a reinventarse, de ahí la importancia de la eficiencia. Pero, para lograr este cambio, las organizaciones necesitan hacer una labor introspectiva y autoevaluar sus operaciones; considerando que no puede cambiarse lo que no puede medirse, la digitalización ofrece una plataforma ideal para la transformación de esta vertical.

Podemos observar un momentum clave para la esfera de energía, dando paso a una quinta revolución industrial de la mano de tecnologías como la inteligencia artificial (IA), aprendizaje automático, blockchain e IoT. La visión de eficiencia que guía a la industria energética moderna convive intrínsecamente con este foco de innovación, impactando incluso en la infraestructura de TI.

Foto de archivo de CFE

Tomando en cuenta este contexto, los servidores, como base de la nube empresarial, constituyen también un principio de optimización: soportar el flujo de grandes volúmenes de datos conlleva también la puesta en marcha de múltiples dispositivos, representando un consumo eléctrico considerable. Con tan solo mejorar la eficiencia energética de los servidores, es posible ahorrar hasta 1.4 millones de kilowatts por hora y 971,000 kg de emisiones de carbono, el equivalente al crecimiento de 16,000 árboles durante 10 años.

Para AMD, la eficiencia energética es un compromiso prioritario, visualizando un futuro más verde para las infraestructuras de TI y centros de datos, optimizando el rendimiento de las tecnologías de nube que habilitan la transformación digital de todo tipo de organizaciones en todas las industrias, ayudándolos a reinventar sus operaciones y reducir costos, pero también a mitigar el impacto climático de los negocios.

Es en este nuevo paradigma donde las tecnologías, soluciones y servicios en la nube se convierten en un aliado clave de la industria energética, no solo construyendo una operación más efectiva, sino también posicionando a los datos como el nuevo petróleo.

Al hacer visible, trazable y procesable la información contextual de las compañías y sus procesos, es posible identificar elementos de cambio y mejora. Esto impacta incluso en la optimización de procesos, apelando a dos términos sobre los que radica el futuro del sector: inteligencia de negocio y automatización.

Por ejemplo, la instalación de sensores o dispositivos conectados puede proveer a los negocios de información en tiempo real: monitorear el tiempo de uso y desgaste de una estación de bombeo puede ayudar a programar con anticipación su mantenimiento, o reemplazar las piezas dañadas oportunamente, evitando que esto suceda cuando se encuentra en funcionamiento y se suspendan actividades.

Al implementar este tipo de estrategias, la industria energética pasa de la empresa conectada a la empresa inteligente, haciendo uso de los datos para una mejor toma de decisiones, acelerando los tiempos de respuesta, construyendo un entendimiento más profundo de los procesos y hasta llegando a predecir acciones críticas para el sector.

Es claro que tales soluciones pueden ayudar a las organizaciones a mejorar sus procesos, reducir la merma y maximizar la rentabilidad; pero más allá de la productividad y la competitividad empresarial, son también una puerta a un futuro más sustentable, donde los negocios puedan medir sus emisiones contaminantes y reducir el impacto ambiental de su operación.

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