Almacenamiento, clave para el desarrollo de un suministro de energía sostenible

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Aidana Velázquez, Relaciones Institucionales y Oscar García, Gerente de Crecimiento de Enlight

Desde el invierno de 2021, producir energía ha implicado aumento en sus costos debido a factores geopolíticos, lo que supone un reto (incluso un freno) en la transición energética hacia opciones sostenibles y de menor costo. Además, los efectos del cambio climático, asociados con la producción de energía a partir de combustibles fósiles, también han influido en la búsqueda de nuevas alternativas energéticas.

Las tecnologías de generación de energía con recursos renovables son atractivas para la inversión debido a que el costo de la energía tradicional en México ha aumentado 98 por ciento en las tarifas industriales en los últimos cuatro años, mientras que el costo de la tecnología de generación solar ha disminuido más del 300 por ciento en la última década y un 89 por ciento en el caso de la tecnología de almacenamiento de energía, incluso, según datos del Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), la energía provista por centrales solares aumentó 61 por ciento en comparación con los combustibles fósiles.

La transición a energías sostenibles representa una oportunidad de innovación para las industrias que requieren energía eléctrica disponible a cualquier hora. En este sentido, los sistemas de almacenamiento de energía o BESS por sus siglas en inglés (Battery Energy Storage System) son una de las mejores opciones para abastecer energía de forma económica, eficiente y confiable, por lo que han cobrado importancia para diferentes empresas que buscan asegurar la estabilidad eléctrica en sus industrias, evitando intermitencias de la red y cortes de energía. Además, en su versatilidad, los BESS permiten reducir los picos de demanda dentro de cada centro productivo así como poder desplazar carga de un horario a otro (almacenar energía de la red cuando es más barata, por la mañana y tarde, para usarla cuando es más cara, por la noche).

Aunque ya hay opciones que mitigan una potencial crisis energética ante un apagón eléctrico, el almacenamiento es una opción que podría prevenir incidentes como los que se presentaron el 15 de febrero de 2021 cuando, por segunda ocasión, se presentó un apagón masivo que tuvo afectaciones en diferentes estados del país. El primero ocurrió en diciembre de 2020, y tuvo como principal consecuencia la afectación de las redes de telecomunicaciones.

De acuerdo con los registros de la Consultora Metrics, el frente invernal atípico de 2021 en Texas, que disminuyó la oferta de gas natural, redujo el suministro a plantas de ciclo combinado en el norte de México, sacó del sistema casi 5,500 megawatts y provocó un apagón en estados del norte del país por lo que se compraron barcos de gas natural para generar energía. Tras dicho acontecimiento, que dejó sin energía a 4.7 millones de clientes de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de esa región (13 por ciento del total nacional), se presentaron costos por más de 20 mil millones de pesos a CFE.

A nivel empresarial, el apagón representó costos industriales severos, por ejemplo, Luis Manuel Hernández, presidente del Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (Index) destacó que dos mil 600 empresas y 300 trabajadores se vieron afectados por los apagones suscitados en febrero de 2021. Asimismo, se precisó que por cada hora en la que esta industria carece de electricidad se pierden alrededor de 200 millones de dólares, lo que provocó que hasta el 16 de febrero se generaran pérdidas de dos mil 700 millones de dólares.

Los sistemas de almacenamiento de energía mitigan los problemas causados por la intermitencia de la red eléctrica, minimizan picos de demanda y permiten realizar desplazamiento de carga, provocando ahorros inmediatos de hasta un 40 por ciento del recibo de luz. Además, el almacenamiento tiene amplio potencial gracias a la gestión energética que se adapta a las necesidades de cada consumidor y a la capacidad que proyecta. De acuerdo con la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA por sus siglas en inglés), la capacidad mundial de almacenamiento de energía solar y eólica alcanzará los cinco mil GW en 2030.

Cabe destacar que, además de que el almacenamiento permite la continuidad operativa, ayuda a la reducción de emisiones contaminantes siempre y cuando sea el complemento de alguna fuente de energía renovable, como la solar.

El almacenamiento revolucionará el avance de las energías renovables representando la oportunidad de satisfacer la demanda sin un crecimiento proporcional en los precios de la electricidad y en paralelo favorecen la eficiencia energética posicionando a las energías renovables como los pilares estratégicos para la descarbonización, particularmente en países con un gran potencial renovable como México, que, geográficamente, se encuentra en el llamado “cinturón solar”, que se refiere al grupo de 148 países que reciben la mayor cantidad de radiación solar en el planeta. Cabe mencionar que además de estar en dicho grupo, México es uno de los cino países más privilegiados a nivel mundial respecto a radiación solar, con una irradiación media anual de 6.36 kWh/m2 por día.

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