La luz solar es un recurso indispensable para la vida en la Tierra, permite el desarrollo de las actividades humanas y es clave para que las comunidades vulnerables puedan adaptarse y hacerle frente a los efectos del cambio climático. Sin embargo, en México, el uno por ciento de las viviendas no tiene acceso a la energía eléctrica, lo equivalente a 352 mil hogares o bien, 1.2 millones de personas, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Para The Climate Reality Project América Latina es fundamental que los gobiernos actúen a favor de la justicia climática, que pone a las personas como prioridad, principalmente a las comunidades vulnerables ante los efectos del cambio climático.
La luz solar es un recurso renovable, fuente de vida para millones de ecosistemas, animales, personas, plantas, facilita el desarrollo de actividades como la agricultura, ganadería, ciencia, tecnología; permite el acceso a servicios básicos como la electricidad, agua potable, salud, comunicaciones, y es de tal importancia que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, conocida en el mundo como la UNESCO, declaró el 16 de mayo como el Día Internacional de la Luz. En el marco de este día, a través de una transición energética justa es posible que las personas tengan acceso a energía limpia y sin interrupciones, utilizando la energía solar para conseguir beneficios económicos, sanitarios, sociales y ambientales.
La superficie terrestre recibe 120 mil terawatios de radiación solar, lo equivalente a 20 mil veces más potencia de la que necesita el planeta completo, por tanto, es posible generar electricidad a través de la energía solar, de forma accesible para todas las personas y comunidades. De acuerdo con la Asociación Mexicana de Energía Solar, ASOLMEX, implementar la energía solar a nivel nacional, significaría un ahorro en la emisión de un millón 43 mil toneladas de dióxido de carbono, lo equivalente a plantar más de 77 millones de árboles o evitar manejar 225,333 autos durante un año completo.
A nivel social, implementar las energías renovables contribuye a que todas las personas –incluyendo a las comunidades vulnerables– tengan acceso a energía limpia y segura, mejoren su calidad de vida e incrementen su igualdad de oportunidades. Como fuente renovable e inagotable disponible en todo el mundo, la energía solar tiene la capacidad de satisfacer las necesidades energéticas mundiales de forma constante.
En el ámbito económico, la energía eólica y fotovoltaica son más baratas que los combustibles fósiles y además contribuyen a la generación de empleos en todo el mundo. Según datos de la Agencia Internacional de Energías Renovables, IRENA por sus siglas en inglés, desde 2010 la energía eólica ha descendido su costo de generación en un 23 por ciento y la energía solar se ha abaratado hasta un 73 por ciento.
En cuanto a salud, las energías limpias generan mucha menos contaminación que los combustibles fósiles, por lo tanto, no implican un daño para las personas. Según un estudio realizado por la Universidad de Harvard, la contaminación procedente de la quema de combustibles fósiles, causa una de cada cinco muertes prematuras en el mundo, lo que sugiere que el impacto en la salud por la quema de carbón, petróleo y gas es mucho peor de lo que se pensaba.
Por otra parte, la comunidad científica alrededor del mundo ha planteado y comprobado que la transición a energías limpias es una solución para combatir el cambio climático, pues promueve el desarrollo económico sostenible y disminuye las emisiones de gases de efecto invernadero. Estamos en un momento decisivo como humanidad, sabemos que la industria eléctrica tradicional basada en la quema de combustibles fósiles ya no es viable ni favorable para la vida en la Tierra; contribuye al cambio climático y representa el 60 por ciento de todas las emisiones mundiales de Gases de Efecto Invernadero. Es momento de tomar acción, para exigir a los gobiernos y empresas, una transición energética justa y equitativa en donde se cumpla con la justicia climática, de forma que todas las comunidades y ciudades tengan acceso a energías limpias. Por otra parte, disminuir el consumo de electricidad ayuda a reducir de forma significativa las emisiones contaminantes.
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