¿Y si la demanda rebasa el abasto?

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Parafraseando el título de la película australiana: “El año en que vivimos en peligro”, de 1982, sobre una situación política extrema en Indonesia, es que también se puede transpolar el titular cinematográfico cuando el abasto de energía llega a un extremo en que por causas climatológicas como las altas temperaturas registradas en esta temporada, no es suficiente para cubrir la demanda en amplias zonas de la República Mexicana.

El Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), informó que en la hora y fecha señalada, se alcanzó la demanda máxima histórica en el Sistema Interconectado Nacional con 46,813 MW, lo cual representó un 4.44 por ciento más con respecto a la demanda máxima de 2017, la cual fue de 44,820 MW. No obstante, la capacidad de generación de energía global actual es del orden de los 52 mil MW.

En el mismo reporte, la entidad indica que ese momento fue superado sin instaurar restricciones ni interrupciones de carga en el Sistema Eléctrico Nacional (SEN).

En este punto cabe la reflexión sobre la importancia cada vez mayor que adquieren en este tablero de ajedrez, las energías renovables.

Por Ejemplo, la generación distribuida, tecnología propia de las energías no contaminantes ha registrado un crecimiento anual promedio del 121 por ciento, liderado por el factor fotovoltaico, el cual ha multiplicado su capacidad instalada por nueve veces en los últimos tres años.

Datos de la Asociación Mexicana de Energía Solar, indican que al cierre de 2017, la capacidad instalada de energía solar fue de 539 MW, lo que representa un crecimiento de 150 por ciento con respecto al 2016. Si esta tendencia continua se pronostica que para finales del presente año, la energía solar representará el seis por ciento dentro de la matriz de generación eléctrica y para el 2019, la cifra se incrementará al 13 por ciento.

Hoy más que nunca es relevante frente a los momentos de mayor demanda que la fotovoltaica se consolide dentro la matriz energética por su pertinencia debido, entre otros factores, a la permanente reducción en los costos de su tecnología que han caído más del 73 por ciento desde el año 2010, según datos de la Agencia Internacional de las Energías Renovables, la cual prevé incluso que para el 2020, estos costos se reduzcan en un 50 por ciento adicional.

La Secretaría de Energía, vía su análisis: “Reporte de Avance de Energías Limpias, Primer Semestre 2017”, señala que al cierre de 2019 se adicionarán 5.4 mil MW de capacidad, 24 veces más a la actual; considerando las adiciones de capacidad de nuevas centrales, así como los proyectos ganadores de la primera y segunda subasta que contribuirán con 1.76 mil MW y 1.8 mil MW, respectivamente.

De consolidarse la producción de las tres subastas a través de los  proyectos solares asignados que agregarían una capacidad de casi cinco mil MW, y de continuar en ascenso la capacidad de la Generación Distribuida mediante la tecnología fotovoltaica, ¿cuánto de toda esta producción incidirán para que haya menos eventos donde “vivamos en peligro”?

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