Una nueva investigación muestra que las bombas de calor híbridas que combinan una bomba de calor eléctrica y una caldera de gas representan una solución técnicamente factible y económicamente viable para descarbonizar parcialmente el suministro de calor en viviendas antiguas.
Nuevos datos muestran que el mix energético de California se aleja de los combustibles fósiles y apuesta por la eólica, la solar y otros recursos limpios.
Bosch vende actualmente las nuevas bombas de calor en los mercados DACH y tiene previsto ampliar las ventas en otros mercados europeos en septiembre. Los nuevos productos utilizan propano como refrigerante y difusores de sonido integrados.
Cuatro proyectos de demostración reciben financiación para probar y ampliar diferentes propuestas tecnológicas de almacenamiento de energía de larga duración.
Desarrollado por científicos de los Países Bajos, el prototipo de batería de calor consta de un módulo de almacenamiento basado en carbonato potásico y un sistema mecánico accionado por electricidad que mantiene una potencia de carga o descarga continua.
Biwatt Power, un fabricante chino, ha desarrollado nuevas baterías residenciales de iones de sodio con un índice de eficiencia del 97% y una vida útil prevista de más de 3.000 ciclos.
Investigadores coreanos han diseñado técnicas de aprendizaje automático para que los usuarios puedan controlar mejor los tiempos de calefacción y refrigeración de las bombas de calor aerotérmicas. El sistema se basa en la retropropagación, que es un algoritmo diseñado para comprobar los errores que se producen al retroceder de los nodos de salida a los de entrada.
Un grupo de investigación británico-chino diseñó una bomba de calor de doble fuente (DSHP) que recupera el calor residual del aire de escape junto con la absorción del calor del aire exterior.
El Mango Power M incluye un inversor híbrido con entrada solar de 18 kW y se puede emparejar con un cargador de vehículo eléctrico.
Investigadores británicos sugirieron utilizar bombas de calor para precalentar el hidrógeno a temperaturas muy elevadas, lo que, según ellos, podría reducir su necesidad en más de un 20%. También se afirma que el proceso podría reducir la demanda energética de la industria europea en unos 200 TWh al año.
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