La inversión en tecnologías solares alcanzó un récord de 554 000 millones de dólares en 2024, según el informe Global Landscape of Energy Transition Finance 2025 (Panorama mundial de la financiación de la transición energética 2025) de IRENA.
La cifra, que coincide con las previsiones de IRENA de agosto del año pasado, supone un aumento del 49 % con respecto al nivel medio de inversión registrado entre 2023 y 2023. Esto posiciona a la energía solar como la fuente de energía renovable dominante en términos de inversión, ya que representa el 69 % de los 807 000 millones de dólares destinados a todas las tecnologías de energía renovable en 2024.
La agencia afirma que el apoyo político, junto con las importantes reducciones de los costos de la energía solar a gran y pequeña escala, impulsaron las inversiones el año pasado, que ahora se sitúan en un nivel cercano a la inversión media anual requerida según el escenario de 1,5 °C de la IRENA, una vía para limitar el calentamiento global a 1,5 °C para 2050.
China, Europa y Estados Unidos representaron el 70 % de las inversiones en energía solar en 2024, pero el informe también destaca a Brasil, India, Pakistán y Sudáfrica como países en los que la inversión en energía solar está aumentando notablemente.
La IRENA espera que el ritmo de inversión en tecnologías solares siga aumentando, pero destaca la evolución de la dinámica comercial, la incertidumbre arancelaria, los obstáculos macroeconómicos y los cambios en la dinámica geopolítica como posibles barreras. «Para mantener este crecimiento en un contexto de mayor penetración en el mercado, será fundamental desarrollar nuevos modelos de negocio, ampliar las soluciones de almacenamiento y aplicar políticas de apoyo para mantener el impulso», señala el informe.
La inversión total en la cadena de suministro de la transición energética el año pasado cayó un 21 % interanual, hasta situarse en 102 000 millones de dólares. Esto se debió en gran medida a una caída del 72 % en la inversión en fábricas solares, que alcanzó los 24 500 millones de dólares el año pasado. La IRENA atribuye este descenso al exceso de oferta de la capacidad de fabricación mundial y a la proliferación de aranceles y barreras comerciales no arancelarias a las importaciones de paneles solares.
Por el contrario, la inversión en fábricas de baterías se aceleró un 112 % el año pasado, hasta alcanzar un total de 74 500 millones de dólares, y China será responsable del 84 % de las inversiones en la fabricación de baterías en 2023 y 2024.
IRENA prevé que la inversión en la fabricación de tecnologías solares, eólicas, de baterías e hidrógeno alcanzará los 123 000 millones de dólares este año, acercándose al récord de 2023, antes de volver a caer en 2026.

El informe de IRENA revela que en 2024 se invirtieron un total de 2 400 millones de dólares en tecnologías de transición energética a nivel mundial, lo que supone un aumento del 9 % con respecto a 2023. Por detrás de las energías renovables, los vehículos eléctricos representaron 763 000 millones de dólares, mientras que 359 000 millones se destinaron a redes eléctricas, 346 000 millones a hidrógeno verde, 54 000 millones a almacenamiento en baterías y 39 000 millones a infraestructura de recarga de vehículos eléctricos.
La inversión combinada en tecnologías renovables, redes eléctricas y almacenamiento en baterías alcanzó los 1,19 billones de dólares el año pasado, superando los 1,13 billones de dólares gastados en combustibles fósiles en todo el mundo, aunque la inversión en estos últimos aumentó un 3 % interanual.
En otra parte del informe, un análisis de las inversiones mundiales en energías renovables en 2022-2023 reveló que el 48,4 % se proporcionó en forma de deuda, la mayor parte a tipos de mercado. La mitad de la inversión total se realizó en forma de capital, mientras que la deuda de bajo costo y las subvenciones representaron el 1,6 % restante.
IRENA afirma que este hallazgo pone de relieve la urgente necesidad de movilizar inversiones, en particular en capital orientado al impacto, como la deuda de bajo costo y las subvenciones, para mantener el impulso de la transición energética y evitar agravar la carga de la deuda.
«IRENA lleva mucho tiempo abogando por un uso más inteligente de los fondos públicos para desbloquear la inversión privada mediante herramientas de mitigación de riesgos. Sin embargo, la fuerte dependencia del capital con fines lucrativos está dejando atrás a los países en desarrollo», comentó Francesco La Camera, director general de la agencia. «Cuando la financiación privada no fluye, el sector público debe tomar la iniciativa, respaldado por una cooperación multilateral y bilateral más sólida y una mayor financiación para el clima».
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